domingo, 8 de julio de 2012

LOS NIÑOS Y LAS RABIETAS




¿Qué son las rabietas?

En algunas ocasiones, un niño, que no consigue algo que quiere, comienza a llorar,
gritar,  patalear  y  se  tira  al  suelo.  Eso  es  una  rabieta.  Dicho  de  otro  modo,  las rabietas o berrinches son comportamientos coléricos mediante los que el niño
manifiesta su incapacidad para hacer o conseguir algo que desea. Se consideran
una parte normal del desarrollo del niño  de 1 a 3 años y la tendencia es a la
desaparición hacia los 4 años. 

¿Por qué se producen? 

Su origen suele estar en un conflicto entre los deseos de autonomía del niño y las
limitaciones que se le imponen a una edad en la que no posee un desarrollo
suficiente del lenguaje, para poder expresar con palabras sus necesidades o
sentimientos. Hay factores que pueden facilitar su aparición como el sueño, el
hambre, la incomodidad o el estar enfermo. Muchos niños siguen teniéndolas
porque tuvieron éxito con rabietas anteriores.



¿Qué se puede hacer para evitarlas?

Intentar evitar las situaciones y circunstancias que puedan ser fuente de frustración o facilitar la aparición de rabietas, como hambre, sueño, etc.

Establecer normas razonables, claras y coherentes y no cambiarlas, para que el
niño conozca perfectamente donde están sus límites. Esto es absolutamente clave:
el que algo se pueda o no se pueda hacer, no debe depender del humor que tengan
en ese momento los padres. Las reglas deber ser siempre las mismas y también
independientemente de que quien esté en ese momento al cuidado sea el padre o
la madre.

Reforzar los comportamiento positivos. Es decir, entre otras cosas hacerle caso y
alabarle cuando su conducta es la adecuada. Es niño busca la atención de sus
padres y si la consigue sobre todo cuando hace "cosas malas", le estaremos
indicando que ese es el comportamiento  que debe repetir para conseguir que le
dediquemos más tiempo. 

Enseñarle a verbalizar (expresar con palabras) sus sentimientos y a encontrar
formas adecuadas para expresar su ira o su frustración.
Enseñar con el ejemplo, evitando gritar o discutir delante del niño. El niño pequeño
aprende directamente de los padres también cómo responder ante los conflictos. 

¿Cómo actuar ante una rabieta?

Lo más importante es mantener la calma y el control (cosa nada fácil). No regañar,
gritar ni zarandear al niño porque, además de no solucionar nada, genera más
inseguridad y constituye un mal ejemplo. Tampoco hay que intentar razonar con el
niño, porque en ese momento no nos  escuchará. Por supuesto, no debe
concedérsele lo que quería, para no reforzar su conducta, como tampoco conviene
ofrecer premios o recompensas para que abandone su rabieta. 
En las fases iniciales, un pequeña dosis de humor y, si es posible, intentar distraer
al niño desviando su atención hacia otra actividad u objeto, pueden ser de mucha
utilidad.

Si no se logra controlar la rabieta, y la situación lo permite, se puede adoptar una
actitud de indiferencia y hacer como que se ignora la conducta del niño, para lo cual
no debe manifestarse enfado, ni deben hacerse promesas o proferir amenazas.
Porque el  niño, con la rabieta, pretende llamar la atención y si hacemos todo eso,
aunque no consiga aquello que motivó el berrinche, de algún modo habrá salido
ganando y, sin querer, podemos reforzar ese comportamiento o sea le
"enseñaremos" a tener más rabietas. 

Es conveniente darle un "tiempo de enfriamiento". Si se encuentra en casa, llevarle
a su habitación y aislarle de toda actividad durante unos minutos, retirando
aquellos objetos que puedan resultar peligrosos, puede ser una medida útil (como
regla para calcular el tiempo puede sumarse un minuto por cada año de edad). En
ese período no hay que hablarle, regañarle, amenazarle, etc.
Si la "escena" ocurre en un sitio público, procure llevarle a un sitio tranquilo y si
fuera necesario contenerle físicamente  porque presente una actitud violenta,
procure sujetarle pero sin hablarle ni mirarle.

Una vez que se ha pasado el berrinche, no se le debe castigar ni gritar, sino darle
seguridad y afecto, pero sin mimarle en exceso ni darle ningún tipo de premio,
explicándole lo inadecuado de su comportamiento.

FUENTE: Web de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria Equipo de redactores de “Preguntas más frecuentes (de la A a la Z)”diciembre 2002, Autor: Miguel Ángel Fernández-Cuesta Valcarce - pediatra y revisada por el equipo de webmasters  Web de la AEPap
CITADO JULIO2012 BLOG LA PSIQUIATRA DE VIDA

No hay comentarios:

Publicar un comentario