domingo, 23 de octubre de 2011

Efecto del divorcio en los hijos








Lamentablemente la mayoria de los divorciados involucran a sus hijos en los problemas conyugales, a veces haciendolos sentirse culpables por la separacion, esto con graves consecuencias para los hijos del divorcio.

Si la mitad de los matrimonios terminan en divorcio   tenemos que llegar a la conclusion de que la mayoria de los niños estan creciendo en hogares de padres divorciados.

Se ha discutido mucho si el divorcio en si mismo es suficiente para producir daño a los hijos, lo que si se ha comprobado es que la forma como los ex esposos lleven el divorcio influye grandemente en las consecuencias para sus hijos.

Es dificil pero se encuentran parejas que logran llevarse bien durante la separacion, hasta mejor que cuando estaban casados, esto ayuda a sus hijos a crecer con el equilibrio y el amor necesarios pare ser personas bien ajustadas.

Veamos como el divorcio afecta a los hijos…

                                                          Dra. mircia pacheco

 

Dr. José Antonio García Higuera  Psicoterapeutas.com

Dar la estadística del porcentaje de divorcios sobre el de matrimonios celebrados el mimo año podría dar una idea de la tasa de fracaso matrimonial; pero solamente si ese porcentaje se mantuviese un número de años equivalente a la duración de un matrimonio.
En cualquier caso, las cifras de divorcio son muy importantes. Lo que ha llevado a hacer estudios sobre la influencia que puede tener sobre los hijos. La dimensión social de los efectos sobre la prole no se nos puede escapar. Se barajan cifras importantes. Porque, por ejemplo, se supone que casi la mitad de los niños se encontrarán con sus padres divorciados.

Factores de riesgo para los hijos en el divorcio

A la hora de estudiar los efectos del divorcio en los hijos es difícil determinar si es el propio divorcio lo que les afecta o una serie de factores sociales que acompañan muy frecuentemente a la separación de las parejas. Entre los factores sociales destacan (Kalter et al. 1989):
  • Pérdida de poder adquisitivo. La convivencia en común supone el ahorro de una serie de gastos que se comparten. La separación conlleva una pérdida de poder adquisitivo importante.

  • Cambio de residencia, escuela y amigos. El divorcio de los padres conlleva cambios importantes en el entorno del hijo. Puede tener que cambiar de colegio, o de residencia. El impacto que tiene este factor en el desarrollo y ajuste social del niño es muy importante.

  • Convivencia forzada con un padre o con miembros de la familia de alguno de ellos. No siempre la elección del padre con el que se convive es la que el niño quiere. La familia de los separados apoya el trabajo adicional y aporta frecuentemente el apoyo necesario para que el padre que se hace cargo del niño pueda realizar sus actividades laborales o de ocio. Este factor conlleva una convivencia con adultos, muchas veces muy enriquecedora y otras no tanto.

  • Disminución de la acción del padre con el que no conviven. El padre que no está permanentemente con su hijo deja de ejercer una influencia constante en él y no puede plantearse modificar comportamientos que no le gustan los fines de semana que le toca visita. Por otro lado, el niño pierde el acceso a las habilidades del padre que no convive con él, con la consiguiente disminución de sus posibilidades de formación.

  • Introducción de parejas nuevas de los padres. Es un factor con una tremenda importancia en la adaptación de los hijos y tiene un efecto importantísimo en la relación padre/hijo.

Si se dan, además factores emocionales en los padres los efectos negativos en los hijos pueden multiplicarse. Por ejemplo:
  • Una mala aceptación del divorcio por uno de los padres puede llevarle a convivir con una persona deprimida u hostil.

  • Un divorcio conlleva de forma por su propia esencia una cierta hostilidad entre los padres. Cuando esa hostilidad se traslada a los hijos, intentando que tomen partido o que vean a la otra persona como un ser con muchos defectos, se está presionando al niño para que vea a su padre desde un punto de vista equivocado, porque tendrá muchos defectos; pero siempre será su padre. Si la hostilidad entre ellos persiste después del divorcio, es difícil que no afecte la convivencia con el niño.

Efectos de esos factores

Vamos a estudiar los efectos del divorcio, ya sean debidos a estos estos factores o el propio divorcio, Amato (1994) realizó un estudio resumiendo los efectos que se habían encontrado en los niños cuyos padres se habían divorciado y señala diferencias con los niños cuyos padres continúan juntos:
  • Bajada en el  rendimiento académico.
  • Peor autoconcepto, baja autoestima.
  • Dificultades sociales.
  • Dificultades emocionales como depresión, miedo, ansiedad,…
  • Problemas de conducta.

 Wallerstein (1994) ha realizado el seguimiento de 131 niños durante 25 años y ha encontrado que estos efectos del divorcio en ellos no se limitaban al periodo de duración del divorcio, sino que trascendían a toda su vida. Otros estudios confirman esta afirmación (Sigle-Rushton, Hobcraft y Ciernan, 2005)
Señala Wallerstein, como factor interesante, las dificultades que encontraban para creer en la continuidad de la pareja, con lo que su nivel de compromiso con la pareja era mucho menor. Hay que tener en cuenta que el compromiso es un elemento importante tanto en la estabilidad de la pareja como en el grado de felicidad subjetiva que aporta (ver http://www.psicoterapeutas.com/terapia_pareja/pjactual.pdf).

Efectos emocionales del divorcio en los hijos

Como siempre hay que señalar que las reacciones emocionales que se dan en los hijos no están predeterminadas. Dependen de un número importante de factores, como la historia del niño y la manera y habilidad que tiene para enfrentarse a la nueva situación que tiene un influencia tremenda en su vida. Como orientación se incluyen algunas de las reacciones que pueden aparecer dependiendo de la edad. Son solamente orientativas.

De tres a cinco años:

  • Se creen culpables por no haber hecho la tarea o no haber comido. Su pensamiento mágico les lleva a tomar responsabilidades tremendamente imaginarias.

  • Temen quedarse solos y abandonados. Hay que recordar que en estas edades los padres constituyen el universo entero de los niños y que la relación en la pareja es el medio en el que ellos están cuidados y mantenidos.

La edad más difícil es la de 6 a 12 años.

 

  • Se dan cuenta de que tienen un problema y que duele y no saben como reaccionar ante ese dolor.

  • Creen que los padres pueden volver a juntarse y presionan o realizan actos que no llevan más que a un sentimiento de fracaso o a problemas adicionales en la pareja.

Los adolescentes experimentan:

  • Miedo, soledad, depresión, y culpabilidad.

  • Dudan de su habilidad para casarse o para mantener su relación.
Como elemento a tener en cuenta en la asignación de los hijos a los padres es el hallazgo de que los hijos criados por el padre del mismo sexo se desarrollan mejor.
El divorcio no puede considerarse como una causa de problemas psicológicos, sino como un factor que hace a la persona más vulnerable (Vangyseghem y Appelboom, 2004)

 

Dr. José Antonio García Higuera  Psicoterapeutas.com

domingo, 16 de octubre de 2011

EL DIVORCIO Y LA CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA




EL DIVORCIO Y LA CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA

CUANDO UNA PAREJA QUE HA VIVIDO UN MATRIMONIO FELIZ POR 15 O 20 AÑOS DE REPENTE SE DIVORCIA, TODAS LAS PERSONAS QUEDAN EN SHOCK, ESTAS SEPARACIONES AFECTAN PROFUNDAMENTE AL TEJIDO SOCIAL QUE LOS RODEA.

LA GENTE PUEDE PENSAR QUE TODO EL AMOR QUE SE DEMOSTRABAN ERA MENTIRA, PERO LO QUE OCURRE ES QUE HASTA LOS MEJORES Y MAS SOLIDOS MATRIMONIOS PUEDEN SER SUSCEPTIBLES DE SUCUMBIR ANTE LA CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA POR LA FORMA TAN PROFUNDA QUE AFECTA A LOS HOMBRES.

SI LA MUJER ESTA ADVERTIDA SUFRE MENOS SU AUTOESTIMA Y PUEDE QUE DECIDA DARLE A SU MARIDO UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD UNA VEZ QUE EL SUPERE LA TEMIBLE CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA.


EL TEMA ES TAN SERIO QUE AFECTA AL HOMBRE EN TODOS LOS ASPECTOS DE SU VIDA, POR ESO DECIDI INCLUIR ESTE CAPITULO DE E.SEXOLOGIA DEL DR.  Dr. JUAN CARLOS KUSNETZOFF :QUE LA EXPICA MUY BIEN

CRISIS DE LA MITAD DE LA VIDA
 Todo hombre de cualquier condición social la pasa. En algunos, antes de los 40, otros llegando a los 50. No tiene que ver con el fracaso laboral, ni con el matrimonial. 
En realidad, la crisis de la edad media de la vida, es una modificación en la vida de un hombre, se comporta como si se hubiese percatado de haber perdido algo, y lo manifiesta con tristeza, abatimiento o enojo y mal humor.

Obviamente, nos preguntamos: ¿Qué se ha perdido?. Muchas cosas -la mayoría- no concretas, inasibles, casi inexplicables. Diremos algunas: los años de la juventud, los sueños y objetivos juveniles, las energías puestas al servicio de "conquistar el mundo", la mejor mujer, el mejor premio, el más alto sueldo, el más codiciado puesto.
 Lo cierto es que la crisis, de una u otra manera, es inevitable. Habitualmente, todo hombre es ambicioso, se pone una o varias metas a alcanzar en la vida. Estas metas pensadas, soñadas y proyectadas cuando se tenían entre 20 y 30 años se confrontan con lo que se obtuvo realmente entre los 40 y 50 años.

Aunque suene disparatado, la crisis se presenta por igual en aquel hombre que consiguió total o parcialmente sus objetivos y en aquel que no los consiguió. ¿Cómo se explica el primer caso? Porque el estímulo principal del hombre, antes de alcanzar su anhelado objetivo, es el esfuerzo y la espera del resultado. Cuando éste llega, se ha perdido el esfuerzo. Ya no hay para qué luchar.
A esta altura de la vida y en cualquier circunstancia, el hombre cae en la cuenta de que es mortal.

Crisis, estrés y cambio

Recordemos que el cambio mismo es una fuente de estrés, de esfuerzo. Este estrés produce modificaciones hormonales importantes, una baja en al inmunidad del individuo y, por supuesto, una mayor predisposición a enfermar.

Un hombre de 40-45 años que cae en la cuenta de sus limitaciones, que hace un balance parcial de lo conseguido hasta ese momento y tiende a enojarse y a deprimirse, lucha para ocultarse a sí mismo esta realidad. Lucha, se desgasta y, finalmente, agotado, puede ver -no siempre- esta verdad de frente.

 Esta lucha y este desgaste, no son simples enunciaciones.
El hombre puede ocultar los límites a los que ha llegado a través del alcohol, descuidando su vestir, o saliendo con otras mujeres. Generalmente, con mujeres mucho más jóvenes, intentando una "transfusión" de juventud.

Puede llegar a engordar muchos kilos, o fumar en exceso, y es la época en que la hipertensión, el colesterol, la Diabetes y la úlcera gastroduodenal aparecen con mayor frecuencia.

El miedo a envejecer, la sensación de no haber alcanzado las metas propuestas, la necesidad de aferrarse a una realidad que se escapa, hace de la crisis de estos hombres los prolegómenos de una turbulencia depresiva necesitada, en muchísimas oportunidades, de ayuda psicológica.


La crisis de la edad media de la vida y el matrimonio.

Cuando un hombre siente que "el piso se le mueve" en todos los órdenes, es inevitable que la angustia afecte la relación matrimonial. Es difícil decir de cuales factores dependen la estabilidad del matrimonio en estas circunstancias, pero la capacidad de tolerancia de una mujer para administrar la crisis del marido es un factor decisivo. Pero el problema de ninguna manera es fácil.
 Hemos crecido con el pensamiento de que el matrimonio es un vínculo indisoluble -y, a fuerza de ser sinceros- digamos que es deseable que así suceda. Pero -y es de cotidiana comprobación- no es lo que la realidad contemporánea muestra.

Hemos sido educados -aunque el medio que nos rodeara mostrara lo contrario- con los ideales del crecimiento sin problemas, el encuentro con un amor eterno y sin altibajos y la satisfacción del deber cumplido. Más o menos como un hermoso cuento de hadas.

Es obvio que no hemos sido advertidos y muchos menos preparados para las insatisfacciones, decepciones y crisis de toda índole que presionan dentro de la vida matrimonial.

 En realidad, hay dos grandes variantes en este tema. Una, es la crisis del matrimonio en sí, y otra, la crisis de uno cualquiera de los cónyuges que, al negarse a admitirla, tiende a culpar de ella al matrimonio como institución.
 
Ocurre que el hombre, a esta altura de su vida, comienza a experimentar sensaciones y necesidades emocionales que antes, si tenía, le pasaban totalmente inadvertidas.

 El hombre suele sentir -la mujer también, dicho sea de paso- que el matrimonio y la compañera elegida, después de 10-15 años de vida en común, han perdido todo halo mágico. 

El problema no es nada simple. Esta crisis se enmarca en el endiosamiento de la juventud, proceso fomentado y propagandeado por nuestra sociedad actual. Por lo tanto, los sueños, metas de vida, ilusiones forjadas veinte años atrás, suelen no servir ahora.
Descubrir -a veces muy súbitamente- que no alcanzaron los objetivos soñados, puede causar horror a muchos hombres.

 El sujeto tiende a hacerse más gruñón que de costumbre, a reducir el contacto con su esposa e hijos, a pegarse más al televisor, o a llegar tarde a casa.

Si le pudiéramos preguntar, este hombre respondería que se siente "insignificante, impotente, envejecido".

El varón enfrenta muy mal este período. Decididamente, la mujer suele tener mayor ductilidad y capacidad de adaptación.

El hombre encuentra ahora que la vida se le ha rutinizado, en tanto la mujer, libre de las ataduras lógicas impuestas por la maternidad, crecidos los hijos ya adolescentes, se siente mucho más libre y emprende una segunda parte de la vida con alegría y coraje.

 Hay una mujer diferente en la vida de este marido y debe enfrentarse, inevitablemente, con esta realidad. Puede sentirse más abandonado aun si su mujer, ya no tan dedicada a él, decide trabajar, o continuar sus estudios, o simplemente divertirse con sus amigas. 

Un aspecto interesante por lo frecuente y la incidencia que tiene en la estructura del matrimonio en esta edad, concierne a los hijos ya en franco crecimiento y desprendimiento acelerado.

 Se produce un encuentro-desencuentro entre hombres e hijos, de cualquier sexo, realmente conmovedor.

 ¡Justamente cuando el padre está pasando por un período crítico y además altamente sensible, necesitado de comprensión, calidez y ternura, los hijos, por un proceso natural, están alejándose...! 

El hombre suele estar muchos años "edificando el futuro": trabajando de sol a sol, ahorrando dinero o invirtiendo en bienes, soñando con la casita propia, o con el coche nuevo, o con el puesto de máxima jerarquía en el trabajo.

 Al retornar -muchas veces con el objetivo logrado- se encuentra con sus hijos en franca rebeldía adolescente. No le obedecen, siguen sus propios gustos, y les parece sumamente aburrido estar con papá y mamá muchas horas o compartiendo las vacaciones.

La crisis de la edad media de la vida sorprende al hombre en varios frentes simultáneos: desea encontrar en la esposa a la misma mujer del pasado, sin advertir que ella también está cambiando; desea encontrarse con sus hijos y éstos no quieren saber nada de él; desea encontrar una fuente de inspiración en su trabajo o en su profesión para salir de su monotonía y el aburrimiento, pero siente no tener ideas, y no se le ocurre nada creativo. Se cree viejo y piensa que esta crisis es irreversible y que le puede durar todo el resto de la vida.

Crisis de la edad media de la vida" y sexualidad.

Se supone -mal, naturalmente- que la vida sexual de una pareja con 10-15 ó 20 años de vida en común, desaparece lánguidamente; apenas perdura con ritmo rutinario, sólo como para conservar el vínculo y nada más.

 Esta creencia muy común, asienta sobre otra fundamental: a medida que el hombre va creciendo en edad, decrece su vida sexual.

Si bien existen notables cambios en la vida de la pareja -vida corporal, vida en común con los hijos, vida laboral, vida de fin de semana, vida de pasatiempos y de vacaciones- y también la declinación lógica del paso de los años, esto de ninguna manera implica el envejecimiento sexual, la impotencia o la arterosclerosis incipiente. 

La época de la juventud -de los 20 a los 35 años- suponía fogosidad, rapidez, frecuencia; la edad de los 40-50, supone experiencia, calidad, desaceleración de todas las emociones y reacciones, mayor capacidad de autocontrol y, muy especialmente, un diferente nivel de placer. 

No hay dudas de la infinidad de factores influyentes en desavenencias conyugales, a veces cotidianas. Problemas con los hijos, o directamente el reconocimiento de un error compartido, pueden llevar a una pareja a la separación transitoria o al divorcio definitivo.

 Pero el caso más común no es este. Existe una enorme cantidad de hombres desilusionados de su elección matrimonial, lo que repercute directa o indirectamente en su vida sexual. Y ¿por qué?. Parece ser que la responsabilidad de esta desilusión deber ser buscada en las expectativas con que cada hombre abordó al matrimonio y a su compañera cuando era joven. 

Por otra parte, el hombre llegado a la mayoría de edad, ve precipitarse como un castillo de naipes "el mito del macho", dentro del cual fue criado y moldeado.

¿En qué consiste? Al hombre, en su juventud, le fue inculcado que sólo el pene erecto es sinónimo de potencia, tanto sexual como de cualquier otro tipo. Además, debe "durar" mucho tiempo con el pene erguido antes de eyacular. Un hombre debe ser de pene, cabeza y corazón duro, se le ha dicho y repetido hasta el cansancio.

 Por lo tanto, se espera de él que sea agresivo y recio, que no falle nunca en nada y menos en la cama, que compita en todo, aventajando (sobre todo en los relatos de café) a cualquier otro hombre.

 Formado en este tipo de pensamiento durante años, a este hombre le pareció natural probar su potencia sexual con su compañera (y a veces, con muchas otras mujeres) cada vez que salía al "campo de la lucha" de la cama. A los 20-25 ó 30 años, se pueden tener relaciones sexuales sin muchas exigencias, en cualquier lugar, en cualquier posición, con cualquier mujer, en cualquier estado físico y bajo cualquier tipo de presión.

Según este pensamiento, ser hombre es ser joven y "ganar trofeos". La hombría es la potencia y la potencia, el poder. A veces, la hombría es la potencia y el poder, que se mantienen gracias a la máscara ocultadora de los sentimientos, las tensiones y aprensiones existentes. Cuanto más se alardee y se haga ostentación, más hombría se supone tener. Cuando un hombre llega -supuestamente- a la madurez de los 40-50 años, no puede pretender tener la reactividad, la velocidad y la indiscriminación en sus relaciones que tenía 10 ó 15 años atrás.

Como quedó dicho, el "culto del macho" hace suponer a un hombre que el tiempo no pasa, que la juventud es eterna, que puede quedar sin dormir varias noches a los 25 años como a los 35 como a los 45; que podrá tener, sin cansancio 2 ó 3 relaciones sexuales por día también a cualquier edad, y que su pene apenas toque la cama (no la mujer) tendrá la misma capacidad de volverse eréctil a los 25 como a los 45 ó 50 años. 

En esta edad media de la vida, los hombres "descubren" súbitamente que ese mito es eso: un mito. El pene no se levanta tan rápidamente como antes y, -¡oh, horror!- a veces sencillamente no se levanta. El "atleta" ha entrado -según cree el supermacho- en declinación; el miedo a la vejez, a estar "acabado", esto domina el panorama, agravando los estados anímicos y las relaciones con la esposa o la familia.

 Si el hombre no tenía hasta el momento ningún problema, es seguro que lo tendrá ahora. Hay un detalle agravante. Los hombres están cursando en esta edad media de 40-45 años, una época en que la vida también ha crecido en derredor. No sólo los hijos sino también la mujer y los parientes cercanos. 

No es extraño que en estos años, un familiar -madre o padre- enferme o muera; o que se produzcan cambios importantes en la vida laboral o del hogar, como ascensos en el trabajo, cesantías y comienzo de trabajos nuevos, o mudanzas de residencia, etc., etc.

 Todos estos factores, a veces, actúan de desencadenantes de situaciones de estrés que desembocan en la crisis de la edad media. El hombre tenderá a atribuir la pérdida de su reactividad o la falla ocasional en la erección o eyaculación a cualquiera de estos factores. 

Como popularmente se cree que en esta época comienza la "menopausia masculina" (*) no es extraño que el individuo consulte a un especialista para que le sean administradas hormonas (testosterona). Repetiremos que el decrecimiento intenso de la actividad testicular en esta edad es muy raro.

 Y además, si se detecta una baja importante en la Testosterona, debemos saber que no se trata de un acontecimiento natural sino de una enfermedad que tiene manifestaciones hormonales en otras partes del cuerpo y relativamente accesibles a cualquier especialista. 

En conclusión, los problemas sexuales de un hombre de 40-45 años una vez descartadas las grandes causas orgánicas como la Diabetes, los problemas vasculares y renales o alguna afección general, son de origen psicológico. La terapia hormonal servirá de muy poco.

Y es más. Es necesario, antes de medicarlo con Testosterona, efectuar un análisis de sangre completo, que incluya un Antígeno Prostático Específico, con la finalidad de detectar posibles procesos de neoformación, que la administración hormonal pueda -peligrosamente- activar.

Es conveniente explorar las fuentes de la angustia, productora directa de fallas sexuales.
 Es probable que un hombre niegue tener angustia. Recordemos que la angustia es un afecto y, como tal, está sujeto a la política general sustentada hasta ese momento por los hombres: reciedumbre, "los hombres no lloran", "el que confiesa un afecto o un problema, es un marica" etc. 

Pero, cuando se los interroga con tiempo y detenimiento, estos hombres de 40-45 años pueden develar circunstancias o acontecimientos productores de angustia que han contribuido en forma directa a la sumatoria de la crisis de la mitad de la vida y pueden provocar fallas sexuales.

 Así, estos hombres pueden confesar como causas cercanas de ansiedad:
· Hostilidad de la esposa. 
· Poca demostración de cariño de la compañera (no lo acarician eróticamente, o lo acarician insuficientemente).
· Clima sexual tenso: los chicos rondan el cuarto, no hay intimidad.
Pero lo más interesante, son las causas indirectas o lejanas de ansiedad. Se pueden remontar a 3 ó 4 años atrás:
· Angustias laborales: peligro de perder el puesto o el trabajo. 
· Angustias económicas: aprietos financieros, peligro de perder la casa.
· Episodios depresivos, aún los que hoy ya están superados. 
· Fatiga física, descanso insuficiente, insomnio. 
· Consumo excesivo de bebidas alcohólicas. 
· Consumo excesivo de tabaco (más de un atado de cigarrillos diario)
· Tensiones conyugales durante un lapso prolongado.

Cualquiera de estas causas puede venir acoplada a muchas otras, potenciando su capacidad de producción de angustias. Además, la angustia crónicamente sostenida, puede, por sí misma, producir cambios hormonales, siendo a su vez éstos responsables circunstanciales indirectos de las posibles fallas eréctiles o eyaculatorias.
 El hombre de 40-50 años: un ser ignorante en materia sexual y altamente sugestionable.
Los padres de la sexología contemporánea, W.Masters y V.Johnson afirman textualmente: "La susceptibilidad del macho humano al poder de la sugestión con respecto a su capacidad sexual, es casi increíble."

Esa sensación flotante en el aire respirado por cualquier hombre de esta edad, del temor a perder la erección, a no durar lo suficiente, a perder la "virilidad", a que le digan "inservible", es la causa principal -no existe duda alguna- de las fallas sexuales en esta edad de la crisis.
 La más leve alusión a la capacidad de tener una erección y sostenerla, encuentra al hombre de 40-45 años tan sensible y susceptible, que puede provocarle una brusca inhibición y desencadenarle una pérdida total o parcial de la erección.

Este mismo hombre ignora que con el tiempo se le ha prolongado francamente el período refractario; necesitará minutos y, a veces horas de juego amoroso previo a una erección.
Antes, con solo mirar a alguien, ya sentía una sensación característica.
El hombre, además de ignorar todo lo referente a su sexualidad, es terco y orgulloso. Eso quiere decir: "a mí, esto no puede sucederme". Entonces, empeñará sus fuerzas en la lucha sin cuartel contra sí mismo; cree - ingenuamente - que cuanto más esfuerzo de voluntad, mayor atención focalice y mayor espacio de su mente le dedique, solucionará mejor el problema.
El resultado es la depresión: el proceso natural e involuntario reside en la no admisibilidad de los límites, de los afectos, de las nuevas necesidades de placer y satisfacción. 

La mayor parte de los hombres, sin duda, no comentará sus problemas con otros hombres. El camino del "macho" también pasa por ahí. Y si comenta, no obtendrá respuestas honestas. La hipocresía, la fanfarronería y la omnipotencia crean el clima más común entre los "machos". El resultado es previsible: el hombre se siente solo, creyendo que es un caso único, excepcional y además, incurable.
 No es nada extraño que para calmar la ansiedad y probarse, el hombre de 40-45 tenga aventuras amorosas con mujeres a veces mucho más jóvenes que él. O incluso, que salga en repetidas oportunidades con mujeres ocasionales, pagadas, por supuesto.
 Como es de suponer, este "método de diagnóstico y/o terapia" no resulta; a veces agrava más el problema: el "macho" encuentra el "documento" de que está "terminado", que ya "no funciona" y supone que algo grave le sucede. 

También existen los que se transforman en Don Juanes seductores para darse mayor t
e frecuentan "casas de masajes" o "saunas", o prostitutas, donde la máquina del dinero ha sustituido al afecto, el tiempo tranquilo, las caricias con amor y, sobre todo, la presencia del otro global, como una totalidad comprensiva.ranquilidad y confianza, los que asedian a las amigas o esposas de amigos.
 En el extremo, están los qu

 
Sin embargo, cada día son más los hombres capaces de confesar sus problemas a un clínico o a un Urólogo, de la misma manera que las mujeres hace tiempo ya se los confiesan a su Ginecólogo/a.


Fuente: e.sexologia
 Dr. Juan Carlos Kusnetzoff

miércoles, 12 de octubre de 2011

CAUSAS INTERNAS DEL DIVORCIO


Falta de conocimiento de nosotros mismos.

Cuando no nos conocemos, no sabemos lo que realmente deseamos y lo que nos molesta, negamos muchos de nuestros sentimientos e incluso de los pensamientos y creencias que determinan nuestra conducta.

Esto hace que desconozcamos la causa de nuestra insatisfacción y coraje y culpemos a los demás de nuestro malestar, sufrimiento o conducta.
Esta actitud aumenta nuestros problemas y evita que busquemos una solución.



Expectativas personales, no cumplidas.

Cuando nuestra idea de lo que "debe" de ser nuestra pareja o de lo que nos "debe" de dar, está basada en nuestros deseos o sentimientos y no en larealidad, pueden surgir grandes problemas en la relación.

Estas expectativas están basadas en nuestras necesidades, carencias y forma de ser y en la creencia de que si mi pareja me quiere, me va a hacer feliz. 
Esto es un error.

Ninguna persona puede darme bienestar interno, ni satisfacer expectativas idealizadas.



Intolerancia ante las diferencias de la pareja.

Con la convivencia, conocemos aspectos de nuestra pareja que pueden desagradarnos.
Aspectos que no percibimos o les quitamos importancia durante el noviazgo.

Al enfrentarnos a ellos, exigimos al otro que sea diferente, sin preguntarle a nuestra pareja si puede y quiere cambiar.

No buscamos un camino común y enriquecedor para el manejo de dichas diferencias.
Ni tomamos en cuenta la importancia y necesidad de hacerlo, ya que a mi pareja le sucede lo mismo.

La base de cualquier buena relación no está en que el otro sea como yo quiero.
Está en establecer acuerdos, comprender y tolerar las diferencias y dar lo mejor de mí.

Si ambos actúan así, la distancia emocional se acorta.



Inmadurez.

Una relación no puede funcionar cuando la actitud de uno de los miembros es infantil, irresponsable o exageradamente dependiente.

Cuando esto sucede, la persona inmadura espera que el otro la "haga feliz", le solucione los problemas, etc. y su conducta tiende a ser caprichosa, inconstante, berrinchuda, etc.

Esta actitud desgasta la relación y cansa a la pareja.



Desinterés en mejorar la relación.

Todas las relaciones tienen épocas críticas y difíciles.

Cuando la relación nos interesa, estamos dispuestos a trabajar para mejorarla.
Esto implica un esfuerzo personal, basado en el reconocimiento de nuestra responsabilidad y en el trabajo relacionado con nuestra conducta como pareja.

Pero sobre todo, no esperar que sea el otro el que de el primer paso o el que haga lo necesario.
No importa quién es el "culpable".
Si me interesa arreglar las cosas, no me espero a ver qué pasa.
Actúo.



Insatisfacción personal.


Pero cuando la causa básica de nuestros conflictos como pareja, surge de la insatisfacción personal, no podemos exigirle al otro que llene nuestros huecos emocionales o de tiempo.

Nos corresponde a nosotros averiguar qué nos sucede y tratar de resolverlo.





Celos injustificados.

Los celos son fuente constante de conflictos y malestar para ambos miembros de la pareja.
Cuando son injustificados, tienen que ver más con nuestra autoestima, que con el comportamiento de nuestra pareja.

Por lo tanto, la solución está en nuestras manos.



Baja autoestima. 

Una autoestima baja, repercute en todas las conductas y actitudes de quién la vive.

En la relación de pareja, cuando uno de los miembros o ambos son muy inseguros, su actitud es negativa, genera tensión y malestar.

Por ejemplo:
o        La persona tiende a ser muy dependiente o a buscar la constante aprobación y elogios de su pareja, lo que puede ser agobiante para ésta.

o        Cuando se siente mal, insegura, criticada, atacada, etc., (lo que sucede con frecuencia), demanda de su pareja que la "haga" sentir bien.

o        Le es difícil reconocer sus errores, pedir disculpas "responsablemente" y actuar para remediar las cosas.

o        Puede ser muy demandante y/o celosa.





Una idea equivocada del amor.

Cuando esto sucede, la persona cree y por lo tanto espera, que la emoción y excitación de los primeros momentos, sea constante y dure para siempre.

También puede pensar que con amarse es suficiente para que se dé una buena relación, por lo que no se esfuerza por mejorar la suya.



Falta de reconocimiento y aceptación de las crisis normales de la pareja.

Si no aceptamos que existen etapas críticas en todas las parejas, cuando éstas surgen, en vez de buscar la solución y adaptación a los cambios "normales", las vemos como amenazantes o sinónimo de que el amor y/o la relación ya se terminó.



Dejamos de amar a nuestra pareja.

Es importante distinguir entre el enamoramiento y el amor maduro.
El enamoramiento no dura más de unos años.
El amor también puede acabarse.

Cuando esto sucede. es importante analizar qué es lo que se terminó.
El amor, el enamoramiento o ambos.

El enojo, resentimiento o ideas equivocadas, pueden impedir que reconozcamos nuestros verdaderos sentimientos hacia nuestra pareja.

El amor se puede acabar por el desgaste de los conflictos, la tensión mal manejada, por constantes decepciones, infidelidad, etc.
O puede ser que nunca haya existido y que lo que pensamos que era amor fue simplemente dependencia, amor idealizado, etc.



Falta de compromiso emocional.

El compromiso es una actitud.
Es el deseo y la resolución de involucrarme con la otra persona.

De respetarla y dar lo mejor de mí, porque yo deseo hacerlo.
Sin condicionarlo a la conducta de la otra persona.

El compromiso está basado en un acuerdo conmigo mismo y/o con el otro y puede ser cambiado o terminado cuando lo considero necesario, aceptando las consecuencias de mi decisión y conducta.

Es importante recordar que una relación es de dos.
Para que se de un buena relación, ambos tienen que estar presentes emocionalmente y dispuestos a dar lo mejor de sí.



Por aprendizaje de experiencias previas, sobre todo durante la niñez.

Las experiencias que vivimos en la niñez son la base de muchas de nuestras creencias, temores y conductas.

Si aprendimos, por ejemplo, a huir de los problemas o a creer que ningún hombre (o mujer es) confiable o vale la pena, no vamos a luchar por resolver los problemas que se presentan en nuestras relaciones.

Fuente: bienestar y crecimiento emocional

domingo, 9 de octubre de 2011

DIA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL 10 DE OCTUBRE

El dia 10 de octubre ha sido designado DIA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL, hoy quiero campartir con ustedes algunos mensajes importantes acerca de la salud mental y como podemos prevenir trastornos mentales.

Cada año la Organizacion mundial de la Salud, OMS  elige un lema, este año el lema es

Invirtamos en salud mental

Son escasos los recursos economicos que se invierten en la salud mental de la mayoria de los paises, si no hay salud sin salud mental como dice el lema del año pasado, es importante que tomemos conciencia de esta situacion para poder exigir de los Estados que se invierta  mas   dinero en programas de prevencion, cuidados, tratamientos psiquiatricos y psicologicos y reinsersion social de los pacientes.

No podemos sentarnos a esperar que estos procesos se den, asi que comienza hoy a cuidar  tu salud mental :

Invierte tiempo en tu salud mental

Invierte esfuerzos en mantener tu salud mental

Invierte tus recursos en tu salud mental

Para tener una buena salud mental es  necesario promover estilos de vida saludables,  el manejo del estres , las buenas relaciones familiares, crear programas que funcionen en las escuelas y los trabajos, crear grupos de apoyo y programas de prevencion del uso de alcohol y drogas, asi como proteccion el envejeciente.

Que las personas que han tenido algun  trastorno mental tengan acceso al especialista y a recibir los tratamientos medico y sicologico adecuados.

Dra. mircia pacheco

Veamos que nos dicen las redes sobre la celebracion de este dia

Día Mundial de la Salud Mental

El Día Mundial de la Salud Mental tiene por objeto sensibilizar a la población acerca de los problemas de salud mental. Su celebración contribuye a fomentar un debate más abierto sobre los trastornos mentales y a promover la inversión en servicios de prevención, sensibilización y tratamiento.


La salud mental, las enfermedades mentales y sus determinantes:


La OMS describe la  salud mental  como un estado de bienestar en el que el individuo es consciente de sus capacidades, puede enfrentarse a las exigencias normales de la vida y trabajar de forma productiva y fructífera, y es capaz de contribuir a su comunidad.


Se consideran  enfermedades mentales los problemas psíquicos y la tensión emocional, las disfunciones asociadas con los síntomas de angustia y  los trastornos psíquicos diagnosticables, como la esquizofrenia y la depresión.

La salud mental está condicionada por  múltiples factores ,entre ellos los de
carácter biológico (por ejemplo, factores genéticos o en función del sexo), individual (experiencias personales), familiar y social (el hecho de contar con apoyo social) o económico y medioambiental (la categoría social y las condiciones de vida).

Referencia: INTRAMED


MENSAJE DEL SECRETARIO GENERAL de la organizacion de naciones unidas Sr. Ban Ki –Moon

 CON OCASIÓN DEL DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL

10 de octubre de de 2011


No hay salud sin salud mental. Los trastornos mentales contribuyen en medida considerable a la enfermedad y la muerte prematura y representan el 13% de la carga mundial de morbilidad.

 Con la crisis económica mundial y las medidas de austeridad conexas, los riesgos de sufrir problemas de salud mental están aumentando en todo el mundo.

La pobreza, el desempleo, los conflictos y la guerra tienen efectos adversos sobre la salud mental. Además, el carácter crónico e incapacitante de los trastornos mentales a menudo impone una carga económica extenuante sobre las personas y las familias.

Además, las personas con problemas de salud mental —y sus familias— son víctimas de estigmación, discriminación y victimización, que las privan de sus derechos políticos y civiles, y limitan su capacidad para participar en la vida pública.

Los recursos tanto humanos como financieros que destinan los gobiernos y la sociedad civil a la salud mental suelen ser muy escasos. 

El tema de este Día Mundial de la Salud Mental se titula «Invertir en la salud mental».

Las enfermedades mentales pueden ser tratadas eficazmente. Ya tenemos los conocimientos necesarios. Existen medidas viables, asequibles y eficaces en función de los costos para prevenir y tratar los trastornos mentales, y ya se están aplicando, por ejemplo, por conducto del “Programa de acción para superar las brechas en salud mental” (mhGAP) de la OMS. Sin embargo, a fin de avanzar de manera decisiva de los datos empíricos a la adopción de medidas es preciso un firme liderazgo, alianzas más sólidas y el compromiso de aportar nuevos recursos. Comprometámonos hoy a invertir en la salud mental. Los beneficios serán considerables.







domingo, 2 de octubre de 2011

EL DIVORCIO

El divorcio es la disolución del lazo matrimonial entre una pareja.

como su definición nos lo indica el divorcio no es una solución, es una di-solución.

El divorcio  casi siempre ocasiona dolor por la perdida de la relación y de la pareja, toda la vida cambia con el divorcio.

si usted ha estado pensando en el divorcio como una forma de resolver sus problemas matrimoniales, le invito a reflexionarlo muy bien, pues el divorcio lejos de ayudarle puede complicarle aun mas la vida.

Entonces, no quiere decir que deba usted continuar en un matrimonio que no le hace feliz, si no que puede  usted trabajar arduamente para recuperar la armonía en su matrimonio y comenzar a vivir mucho mas feliz junto a su pareja.


Si usted ya esta pasando por esta dificil experiencia algo que le ayudara es entender que  la experiencia se compara con la muerte de un ser querido, es un duelo, y como tal es un proceso.

El duelo por el divorcio es un proceso que pasa por etapas, no trate de acelerar el proceso para evitar el dolor, puede que complique usted mas las cosas si intenta involucrarse con otra pareja antes de completar todo el proceso y cerrar el circulo sin rencores.

                                                                                                         Dra. Mircia Pacheco
                                                                                                          809-497-5556

Por considerarlo muy útil les comparto este trabajo de los colegas de la pagina CRECIMIENTO Y BIENESTAR EMOCIONAL


Las causas del divorcio

Es importante conocer las causas del divorcio, para entender lo que sucedió y evitar repetir los mismos errores o para hacer una mejor elección en nuestra próxima relación.


Buscando respuestas, no culpables
“Los hombres superficiales creen en la fortuna, creen en las circunstancias. Los fuertes creen en las causas y en los efectos”. Ralph Waldo Emerson (Filósofo y poeta estadounidense).




Saber, para poder resolver







Cuando no conocemos las causas de nuestro divorcio, podemos atribuir culpas equivocadamente, se afecta nuestra autoestima, no podemos perdonarnos y perdonar a nuestra ex-pareja, tomamos decisiones equivocadas y sobre todo, no aprendemos de lo que sucedió y vamos a volver a cometer los mismos errores o parecidos, con otras personas.
Las diferentes causas del divorcio.








http://www.crecimiento-y-bienestar-emocional.com/causas-divorcio.html#alcoholismo