miércoles, 12 de octubre de 2011

CAUSAS INTERNAS DEL DIVORCIO


Falta de conocimiento de nosotros mismos.

Cuando no nos conocemos, no sabemos lo que realmente deseamos y lo que nos molesta, negamos muchos de nuestros sentimientos e incluso de los pensamientos y creencias que determinan nuestra conducta.

Esto hace que desconozcamos la causa de nuestra insatisfacción y coraje y culpemos a los demás de nuestro malestar, sufrimiento o conducta.
Esta actitud aumenta nuestros problemas y evita que busquemos una solución.



Expectativas personales, no cumplidas.

Cuando nuestra idea de lo que "debe" de ser nuestra pareja o de lo que nos "debe" de dar, está basada en nuestros deseos o sentimientos y no en larealidad, pueden surgir grandes problemas en la relación.

Estas expectativas están basadas en nuestras necesidades, carencias y forma de ser y en la creencia de que si mi pareja me quiere, me va a hacer feliz. 
Esto es un error.

Ninguna persona puede darme bienestar interno, ni satisfacer expectativas idealizadas.



Intolerancia ante las diferencias de la pareja.

Con la convivencia, conocemos aspectos de nuestra pareja que pueden desagradarnos.
Aspectos que no percibimos o les quitamos importancia durante el noviazgo.

Al enfrentarnos a ellos, exigimos al otro que sea diferente, sin preguntarle a nuestra pareja si puede y quiere cambiar.

No buscamos un camino común y enriquecedor para el manejo de dichas diferencias.
Ni tomamos en cuenta la importancia y necesidad de hacerlo, ya que a mi pareja le sucede lo mismo.

La base de cualquier buena relación no está en que el otro sea como yo quiero.
Está en establecer acuerdos, comprender y tolerar las diferencias y dar lo mejor de mí.

Si ambos actúan así, la distancia emocional se acorta.



Inmadurez.

Una relación no puede funcionar cuando la actitud de uno de los miembros es infantil, irresponsable o exageradamente dependiente.

Cuando esto sucede, la persona inmadura espera que el otro la "haga feliz", le solucione los problemas, etc. y su conducta tiende a ser caprichosa, inconstante, berrinchuda, etc.

Esta actitud desgasta la relación y cansa a la pareja.



Desinterés en mejorar la relación.

Todas las relaciones tienen épocas críticas y difíciles.

Cuando la relación nos interesa, estamos dispuestos a trabajar para mejorarla.
Esto implica un esfuerzo personal, basado en el reconocimiento de nuestra responsabilidad y en el trabajo relacionado con nuestra conducta como pareja.

Pero sobre todo, no esperar que sea el otro el que de el primer paso o el que haga lo necesario.
No importa quién es el "culpable".
Si me interesa arreglar las cosas, no me espero a ver qué pasa.
Actúo.



Insatisfacción personal.


Pero cuando la causa básica de nuestros conflictos como pareja, surge de la insatisfacción personal, no podemos exigirle al otro que llene nuestros huecos emocionales o de tiempo.

Nos corresponde a nosotros averiguar qué nos sucede y tratar de resolverlo.





Celos injustificados.

Los celos son fuente constante de conflictos y malestar para ambos miembros de la pareja.
Cuando son injustificados, tienen que ver más con nuestra autoestima, que con el comportamiento de nuestra pareja.

Por lo tanto, la solución está en nuestras manos.



Baja autoestima. 

Una autoestima baja, repercute en todas las conductas y actitudes de quién la vive.

En la relación de pareja, cuando uno de los miembros o ambos son muy inseguros, su actitud es negativa, genera tensión y malestar.

Por ejemplo:
o        La persona tiende a ser muy dependiente o a buscar la constante aprobación y elogios de su pareja, lo que puede ser agobiante para ésta.

o        Cuando se siente mal, insegura, criticada, atacada, etc., (lo que sucede con frecuencia), demanda de su pareja que la "haga" sentir bien.

o        Le es difícil reconocer sus errores, pedir disculpas "responsablemente" y actuar para remediar las cosas.

o        Puede ser muy demandante y/o celosa.





Una idea equivocada del amor.

Cuando esto sucede, la persona cree y por lo tanto espera, que la emoción y excitación de los primeros momentos, sea constante y dure para siempre.

También puede pensar que con amarse es suficiente para que se dé una buena relación, por lo que no se esfuerza por mejorar la suya.



Falta de reconocimiento y aceptación de las crisis normales de la pareja.

Si no aceptamos que existen etapas críticas en todas las parejas, cuando éstas surgen, en vez de buscar la solución y adaptación a los cambios "normales", las vemos como amenazantes o sinónimo de que el amor y/o la relación ya se terminó.



Dejamos de amar a nuestra pareja.

Es importante distinguir entre el enamoramiento y el amor maduro.
El enamoramiento no dura más de unos años.
El amor también puede acabarse.

Cuando esto sucede. es importante analizar qué es lo que se terminó.
El amor, el enamoramiento o ambos.

El enojo, resentimiento o ideas equivocadas, pueden impedir que reconozcamos nuestros verdaderos sentimientos hacia nuestra pareja.

El amor se puede acabar por el desgaste de los conflictos, la tensión mal manejada, por constantes decepciones, infidelidad, etc.
O puede ser que nunca haya existido y que lo que pensamos que era amor fue simplemente dependencia, amor idealizado, etc.



Falta de compromiso emocional.

El compromiso es una actitud.
Es el deseo y la resolución de involucrarme con la otra persona.

De respetarla y dar lo mejor de mí, porque yo deseo hacerlo.
Sin condicionarlo a la conducta de la otra persona.

El compromiso está basado en un acuerdo conmigo mismo y/o con el otro y puede ser cambiado o terminado cuando lo considero necesario, aceptando las consecuencias de mi decisión y conducta.

Es importante recordar que una relación es de dos.
Para que se de un buena relación, ambos tienen que estar presentes emocionalmente y dispuestos a dar lo mejor de sí.



Por aprendizaje de experiencias previas, sobre todo durante la niñez.

Las experiencias que vivimos en la niñez son la base de muchas de nuestras creencias, temores y conductas.

Si aprendimos, por ejemplo, a huir de los problemas o a creer que ningún hombre (o mujer es) confiable o vale la pena, no vamos a luchar por resolver los problemas que se presentan en nuestras relaciones.

Fuente: bienestar y crecimiento emocional

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