miércoles, 12 de enero de 2011

Pergamino 6: Hoy seré dueño de mis emociones.

La marea sube; la marea baja. Pasa el invierno y llega el verano. Termina el verano y aumenta el frío. El sol sale; el sol se pone. Llegan los pájaros; y luego parten. Florecen las flores; las flores se marchitan. Se siembra la semilla; se recoge la cosecha. La naturaleza toda es un ciclo de estados de ánimo y yo soy parte de la naturaleza, y así como la marea, subirán y bajarán mis estados de ánimo.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Cada día amanezco con estados de ánimo que han cambiado desde ayer. El gozo de ayer se convertirá en la tristeza de hoy; sin embargo la tristeza de hoy pasará a ser el gozo del mañana. Dentro de mí hay una rueda, que cambia constantemente de la tristeza al gozo, de los transportes de alegría a la depresión, de la felicidad a la melancolía. A igual que las flores, los capullos de gozo de hoy se marchitarán, y sin embargo recordaré que las flores secas de hoy llevan la semilla del mañana; así también la tristeza de hoy contiene la semilla del gozo del mañana.
Hoy seré dueño de mis emociones.
A menos que mi estado de ánimo sea el correcto, mi vida será un fracaso. Si yo les ofrezco a mis clientes lluvia, tinieblas y pesimismo, reaccionarán con tristeza, tinieblas y pesimismo y no me comprarán nada. Si les ofrezco gozo, entusiasmo, claridad y alegría, reaccionarán con gozo y entusiasmo, claridad y alegría, y mi tiempo me producirá una cosecha de ventas y un granero de oro.
Hoy seré dueño de mis emociones.
¿Y cómo dominaré a mis emociones para que todos los días sean días felices y productivos? Aprenderé este secreto de los siglos: Débil es aquel que permite que sus sentimientos controlen sus acciones; fuerte es quien obliga a sus acciones a controlar sus sentimientos.
Todos los días cuando despierto seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por las fuerzas de la tristeza, de la autocompasión y del fracaso:
Si me siento deprimido cantaré.
Si me siento triste reiré.
Si me siento enfermo redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo me lanzaré adelante.
Si me siento inferior vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro levantaré la voz.
Si siento pobreza pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Habrá días cuando tenga que luchar constantemente contra fuerzas que me desgarrarían. Pues además del desánimo y la tristeza, tengo que luchar contra los excesos:
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
No juzgaré más a un hombre por una sola visita; no dejaré jamás de visitar de nuevo mañana a aquel que hoy me demuestra odio. Hoy no comprará carrozas de oro por un centavo, y sin embargo mañana canjeará su casa por un árbol. El conocimiento que tengo de este secreto será la llave que me abre las puertas de la riqueza.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Desde este momento estoy preparado para dominar cualquier tipo de personalidad que se despierta en mí todos los días. Dominaré mis estados de ánimo mediante una acción positiva, y cuando haya dominado mis estados de ánimo, controlaré mi destino.
Hoy controlo mi destino, y mi destino es el de convertirme en el vendedor más grande del mundo.
Seré dueño de mí mismo.
Seré grande.

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