martes, 11 de enero de 2011

Pergamino 3: Persistiré hasta alcanzar el éxito

En este mundo no nací en derrota, ni el fracaso corre por mis venas. No soy una oveja que espera ser azuzada por el pastor. Soy un león y me niego a hablar, a caminar o a dormir con las ovejas. No escucharé a quienes se lamentan y lloran, porque la enfermedad es contagiosa. Que ellos se unan a las ovejas. El matadero del fracaso no es mi destino.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Los premios de la vida se encuentran al fin de cada jornada, y no cerca del comienzo, y no me corresponde a mí saber cuántos pasos son necesarios a fin de alcanzar mi meta. Puede aún sobrecogerme el fracaso al dar mi milésimo paso, y sin embargo, el éxito me esperará a la vuelta de la esquina. Jamás sabré cuan cerca estoy del éxito a menos que doble la curva. Siempre daré un paso más. Si ése no es suficiente daré otro y aún otro. En realidad, un paso por vez no es muy difícil.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
De aquí  en adelante consideraré el esfuerzo de cada día como un golpe de la hoja del hacha contra un poderoso roble. El primer golpe quizá  ni cause temblor en el árbol, ni el segundo ni el tercero. Cada golpe en sí mismo quizá sea insignificante y al parecer sin consecuencia. Y sin embargo como resultado de golpes incesantes, el roble finalmente se tumbará. Y así será con mis esfuerzos de hoy.
Se me comparará  con las gotas de lluvia que finalmente se llevan la montaña; la hormiga que devora al tigre; la estrella que ilumina la tierra; el esclavo que construye una pirámide. Edificaré mi castillo usando un ladrillo por vez porque yo sé que los pequeños intentos, repetidos, completarán cualquier empresa.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Jamás aceptaré  la derrota y borraré de mi vocabulario palabras o frases como abandono, no puedo, imposible, improbable, fracaso, renuncia y retirada; porque son palabras de necios. Huiré de la desesperación, pero si esta enfermedad de la mente me atacara, seguiría trabajando en medio de la desesperación. Trabajaré y aguantaré. Pasaré por alto los obstáculos que me hagan tropezar, y mantendré los ojos fijos en las metas por encima de mi cabeza, porque sé que donde termina el desierto, crece la verde vegetación.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Persistiré  con la convicción de que cada vez que fracase en una venta, aumentarán las posibilidades de éxito en el siguiente intento. Toda vez que escuche un no, me aproximará al sonido de un sí. Toda vez que me encuentre con una mirada de desaprobación recordaré que sólo me prepara para la sonrisa que hallaré después. Cada desventura que me sobrevenga contendrá en sí la semilla de la buena suerte del mañana. Debo contemplar la noche para apreciar el día. Debo fracasar con frecuencia para tener éxito.
Persistiré, persistiré y persistiré de nuevo. Cada obstáculo que se me presente, lo consideraré como un mero rodeo en el camino que me lleva a la meta, y un desafío a mi profesión. Persistiré  y desarrollaré mis habilidades como el marino desarrolla las suyas, aprendiendo a dominar la furia de cada tormenta.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Cuando haya terminado el día, sin tener en cuenta si ha sido un éxito o fracaso, procuraré realizar una venta más. Cuando mis pensamientos inviten a mi cansado cuerpo a retornar a la casa, resistiré la tentación de hacerlo. Trataré de realizar una venta más. Haré un intento más para cerrar el día con una victoria, y si ese intento fracasa haré otro. No permitiré jamás que ningún día termine en fracaso. De esta manera plantaré la semilla del éxito del mañana y lograré una ventaja insuperable sobre aquellos que interrumpen su trabajo a una hora fija. Cuando otros ponen fin a la lucha, la mía habrá comenzado, y mi cosecha será amplia.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
No permitiré tampoco que los éxitos del ayer me hagan caer en la complacencia de este día, puesto que ésta es el gran fundamento del fracaso. Me olvidaré de los acontecimientos del ayer, sean buenos o malos, y saludaré el nuevo día con la confianza de que éste será el mejor día de mi vida.
Persistiré  y alcanzaré la victoria.

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