martes, 18 de diciembre de 2012

AYUDANDO A LOS NIÑOS A SUPERAR LOS TRAUMAS

 

Tenemos un cuerpo físico constituido por nuestro cuerpo el que  podemos tocar, también tenemos un cuerpo psíquico que nos da vida animada, pensamos y sentimos.

Cuando nuestro cuerpo físico sufre un accidente, las heridas necesitan ser curadas y tardan tiempo en cicatrizar, del mismo modo nuestro cuerpo psíquico necesita curación y tiempo para sanar de esos traumas.

Los niños son muy sensibles a los traumas, lo mejor que les puede pasar cuando se hayan en estas circunstancias vulnerables es estar a cargo de un adulto calmado, responsable, firme y amoroso.

¿Qué es el trauma?

Existen dos tipos de traumas—físico y mental. El trauma físico consiste en la reacción del cuerpo a las amenazas y heridas graves. El trauma mental incluye pensamientos aterradores y sentimientos dolorosos. Ellos son la respuesta de la mente a heridas graves. El trauma mental puede provocar sentimientos fuertes. También puede producir comportamientos extremos, como impotencia o miedo intenso, retraimiento o distanciamiento, falta de concentración, irritabilidad, alteración del sueño, agresión, hipervigilancia (intensa búsqueda de más eventos angustiantes), o escenas retrospectivas (sensación de que el evento vuelve a ocurrir).
Una respuesta puede ser el miedo. Puede ser miedo a que un ser querido resulte herido o muera. Se cree que exposiciones más directas a eventos traumáticos provocan mayor daño. Por ejemplo, en un tiroteo escolar, un estudiante herido probablemente resultará más afectado emocionalmente que un estudiante que estuvo en otra parte del edificio. Pero, la exposición indirecta a la violencia también puede ser traumática. Esto incluye ser testigo de la violencia, tal como ver o escuchar sobre la  muerte y destrucción después de que se bombardea un edificio o se estrella un avión.
Cada año, ellos son heridos. Ven a otros sufrir por la violencia. Sufren de abuso sexual. Pierden a seres queridos. O son testigos de otros eventos trágicos. Los niños son muy sensibles. Luchan para comprender el trauma. También responden de diferentes formas al trauma. Es posible que tengan reacciones emocionales. Es posible que sufran profundamente. Les puede resultar difícil recuperarse de experiencias aterradoras. Necesitan apoyo. Los ayudantes adultos pueden brindar este apoyo. Esto puede ayudar a que los niños resuelvan problemas emocionales.

Cómo reaccionan los niños al trauma

Las reacciones de los niños al trauma pueden ser inmediatas. Las reacciones también pueden aparecer mucho tiempo después. Las reacciones varían en intensidad. También cubren una variedad de comportamientos. Es posible que las personas de diferentes culturas tengan sus propias formas de reaccionar. Otras reacciones varían según la edad.
Una respuesta común es la pérdida de confianza. Otra es el miedo a que el evento vuelva a ocurrir. Algunos niños son más vulnerables a los efectos del trauma. Es posible que los niños que ya tengan problemas de salud mental resulten más afectados. Es posible que los niños que han experimentado otros eventos traumáticos resulten más afectados.
Niños de 5 años de edad o menos
  • Los niños menores de 5 años pueden reaccionar de varias formas:
    • Tener expresiones faciales de miedo
    • Aferrarse a sus padres o persona a cargo de su cuidado
    • Llorar o gritar
    • Quejarse/lloriquiar y temblar
    • Moverse sin propósito alguno
    • Llegar a ser inmóvil (no moverse)
    • Volver a comportamientos comunes de un niño de menor edad
      • Chuparse el dedo
      • Orinarse en la cama
      • Tener miedo a la oscuridad
      •  
  • Las reacciones de los niños pequeños están fuertemente influenciadas por las reacciones de los padres al evento.
Niños de 6 a 11 años
  • Los niños entre 6 y 11 años tienen una serie de reacciones. Es posible que:
    • Se aíslen
    • Se vuelvan reservados cuando están entre amigos, familiares, y profesores
    • Tengan pesadillas u otros problemas para dormir
    • Se vuelvan irritables o revoltosos
    • Tengan arrebatos de ira
    • Inicien peleas
    • Sean incapaces de concentrarse
    • Se nieguen a ir a la escuela
    • Se quejen de problemas físicos sin motivo
    • Desarrollen miedos sin motivo
    • Se depriman
    • Se llenen de culpa
    • Se sientan insensibles emocionalmente
    • Salgan mal en la escuela y hagan mal las tareas.
Adolescentes de 12 a 17 años
  • Los adolescentes entre 12 y 17 años reaccionan de diferentes formas:

    • Tienen escenas retrospectivas del evento traumático (las escenas retrospectivas consisten en que la mente revive el evento)
    • Evitan recordatorios del evento
    • Consumen y abusan el uso del tabaco, alcohol, y drogas
    • Tienen comportamiento antisocial, por ejemplo, comportamiento revoltoso/negativo, irrespetuoso, o destructivo
    • Se quejan de dolores físicos
    • Tienen pesadillas u otros problemas para dormir
    • Se aíslan o tienen confusión
    • Se deprimen
    • Tienen pensamientos suicidas

  • Los adolescentes pueden sentirse culpables. Es posible que sientan culpa por no poder evitar heridas o muertes. También pueden tener pensamientos de venganza.

Cómo pueden ayudar los padres

Después de un evento de violencia o desastre, los padres y la familia deben:
  • Identificar y resolver sus propios sentimientos—esto les permitirá ayudar a otros
  • Explicarles a los niños lo que ocurrió
  • Decirles a los niños que:
    • Los aman
    • El evento no fue culpa de ellos
    • Ustedes los cuidarán, pero solo si pueden; deben ser sinceros
    • Es lógico que estén alterados
  • Dejarles:
    • Llorar
    • Que estén tristes
    • Hablar sobre cómo se sienten
    • Escribir sobre cómo se sienten
    • Dibujar
  • Si los niños tienen problemas para dormir:
    • Présteles más atención
    • Déjelos dormir con la luz prendida
    • Déjelos dormir en su habitación (por poco tiempo)
  • Trate de mantener las rutinas normales (dichas rutinas pueden no ser normales para algunos niños):
    • Contar cuentos antes de irse a dormir
    • Comer juntos
    • Mirar televisión juntos
    • Leer libros, hacer ejercicio, jugar
  • Si no puede mantener las rutinas normales, cree nuevas rutinas con ellos
  • Ayude a los niños a que se sientan en control:
    • Déjelos elegir qué van a comer, si es posible
    • Déjelos elegir qué ropa ponerse, si es posible
    • Déjelos tomar algunas decisiones por sí mismos, cuando sea posible
  • No:
    • No exigir que los niños sean valientes o fuertes
    • No hacer que los niños hablen sobre el evento antes de que estén preparados para hacerlo
    • No enojarse si los niños muestran emociones fuertes
    •  No alterarse si ellos comienzan a:
      • Orinarse en la cama
      • Portarse mal
      • Chuparse el dedo
Los niños son muy sensibles. Luchan para comprender el trauma.
Fuente: NIHM (National Institute of Mental Health, USA)

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