domingo, 22 de julio de 2012

EL NIÑO HIPERACTIVO





           
Test niños TDAH Trastorno por Deficit de Atencion con Hiperactividad

Parte 1. Cuestionario de Déficit de Atención

 Por favor, lee los siguientes enunciados, que tienen que ver con Déficit de Atención y señala aquellos que representan a tu hijo/a:

-Mi hijo/a tiene descuidos frecuentes.

-Es muy difícil para mi hijo/a mantener la atención en los deberes de casa y otras tareas.

-Mi hijo/a rara vez termina una actividad antes de empezar con otra.

-Incluso cuando le hablas directamente, parece que no esté atento/a.

-Mi hijo/a es desorganizado/a e incluso con mi ayuda parece no saber organizarse.

-Frecuentemente pierde cosas personales o material de clase.

-Evita actividades que requieren mucha atención o un gran esfuerzo mental.

-Frecuentemente se olvida de hacer cosas a pesar de que se le recuerde constantemente.

-Hasta las distracciones más pequeñas son capaces de hacerle abandonar la tarea.

Si se cumplen seis o más de los enunciados puede ser que tu hijo tenga TDA (Trastorno de Déficit de Atención). Aunque puede, que si se cumplen menos de seis también tenga TDA. Este test no tiene una validez formal, si sospechas que tu hijo/a tiene TDA debes de ir a un psicólogo especializado. Existen diferentes tratamientos para cada caso de TDA que pueden ayudar cualitativamente en la calidad de vida del niño.



Parte 2. Cuestionario de Hiperactividad-Impulsividad



Por favor, lee los siguientes enunciados, que tienen que ver con Hiperactividad-Impulsividad, y señala aquellos que se manifiestan en tu hijo/a:

-A veces sus comportamientos parecen como impulsados por un motor.

-Parece que siempre está inquieto.

-No importa que lo intente, mi hijo/a tiende a no mantenerse sentado cuando tiene que hacerlo.

-Mi niño habla mucho, aún cuando no tiene nada que decir.

-A menudo interrumpe en el aula porque tiene dificultad en realizar actividades en silencio sin perturbar a otros.

-En la clase o en casa, responde a preguntas o cuestiones antes de que se terminen de realizar.

-Le cuesta esperar su turno pacientemente, y con frecuencia se adelanta en la línea o coge juguetes de los otros.

-A veces parece impertinente. Interrumpe constantemente en conversaciones o actividades de otras personas.

Si se cumplen seis o más de los enunciados puede ser que tu hijo tenga TDAH (Trastorno de Hiperactividad-Impulsividad). Aunque puede, que si se cumplen menos de seis también tenga TDAH. Este test no tiene una validez formal, si sospechas que tu hijo/a tiene TDAH debes de ir a un psicólogo especializado. Existen diferentes tratamientos para cada caso de TDAH que pueden ayudar cualitativamente en la calidad de vida del niño.

En general los niños con T.D.A.H. presentan las siguientes manifestaciones:

1-Una actividad excesiva o inadecuada no relacionada con la tarea o actividad que se está realizando. Normalmente esta actividad es vivida como molesta o intrusiva por parte de los que están con el niño.

2-Atención sostenida deficiente. Incapacidad para atender cualquier tarea durante un espacio de tiempo mínimo.

3-Dificultades en el control o inhibición de impulsos en la conducta social o en tareas cognitivas.

4-Problemas en el ámbito de la relación social con sus iguales y adultos, creando impopularidad y rechazo.

5-Bajo rendimiento escolar. Difícilmente puede conseguir avanzar en el aprendizaje.

6-Autoestima baja. Las consecuencias de su poco autocontrol les hace muy predispuestos s meterse en líos y situaciones conflictivas con sus iguales. Entre los compañeros es impopular y esto acrecienta los sentimiento de baja auto-estima.

Los trastornos hipercinéticos presentan una elevada tasa de comorbilidad con diversos trastornos de conducta, trastornos de ansiedad, del humor, etc... En el área del aprendizaje es donde se generan más problemas específicos como, el retraso en la adquisición de la lectura, la escritura o las matemáticas (cálculo), que precisan de una atención sostenida. Contrariamente a lo que se pueda creer, los niños T.D.A.H., pese a todas estas dificultades, suelen tener un cociente intelectual dentro de la media y su incompetencia no sería tanto por una carencia de las capacidades cognitivas básicas sino por una mala regulación de las mismas.

 Posibles causas del T.D.A.H


-Actualmente todo y que se siguen barajando diversas hipótesis, no parece haber un único modelo explicativo que dé cuenta de modo satisfactorio de todos los casos de T.D.A.H. Es decir, un caso particular puede ser causado por un factor distinto al que ha producido otro, o dentro de un mismo caso clínico haber diferentes factores desencadenantes en diferente grado. El trastorno, pues, debe conceptualizarse como la expresión final o vía común de diversos factores de riesgo:

1-Factores ambientales y adquiridos


2-Factores genéticos

3-Factores de base orgánica

4-Factores sociales y familiares


Intervención y tratamiento

1)     Tratamiento Farmacológico

-Pese a que el empleo de psicofármacos no constituye una práctica generalizada en la clínica infantil, podemos afirmar que en el caso de la hiperactividad es la principal excepción. El fármaco de primera elección lo constituyen un grupo de medicamentos de la familia de los Estimulantes (Metilfenidato). Paradójicamente el empleo de estimulantes en niños hipercinéticos consigue una mejoría notable a nivel conductual siendo más controvertida su influencia directa en la mejora del rendimiento escolar. Son muy numerosos los estudios que han verificado la eficacia de estos fármacos en población infantil y, hoy en día, su uso está generalizado como parte del tratamiento.

2)     Tratamiento psicológico

-Actualmente la intervención psicológica en la hiperactividad supone la puesta en marcha de diferentes estrategias y técnicas multicomponente. Algunas de ellas son específicas para el niño y otras están destinadas a entrenar y formar a padres y educadores tanto en el ámbito escolar como en el familiar. La implicación de padres y educadores es fundamental para conseguir soluciones generalizadas y mantenidas.

-Las técnicas de elección han sido clásicamente las técnicas de modificación de conducta (refuerzo positivo y negativo, economía de fichas, coste de la respuesta, tiempo fuera, contratos, etc..). Hoy en día se han añadido técnicas provenientes de la psicología cognitiva como las autoinstrucciones o solución de problemas. Respecto a los padres se han creado diferentes modelos del llamado "Entrenamiento de padres", en los que se les enseña a manejar todo este repertorio de estrategias conductuales con sus hijos.

-El uso de la relajación mediante juegos apropiados es buen sistema para intentar controlar la impulsividad.


Fuente: psicodiagnosis,es

domingo, 15 de julio de 2012

Ayude a sus niños a tener una buena autoestima




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Los padres quieren que sus hijos tengan buena estima propia. Es algo que debe ser cultivado, desarrollado, alimentado y aumentado. 

1. Muéstreles que los valora

Déjele saber a sus niños que usted los ama. Esto se hace a través de cumplidos y expresiones directas de cariño, abrazos y besos. Los niños necesitan que sus padres o las personas que los cuiden les digan directamente que son amados.
Los niños necesitan que se les cargue, que se les arrulle, y que jueguen con ellos. Calidad y cantidad de tiempo demuestra que se les valora. Pocas cosas les expresan mejor el hecho de que están siendo valorados que el solo estar presente con ellos.


2. Enséñeles y déjelos que aprendan

El próximo ingrediente para una autoestima alta es la autosuficiencia. A medida que el niño crece y comienza a explorar la casa el niño gana la oportunidad de aumentar su autosuficiencia con acceso y control a objetos más grandes y sobre espacios más amplios.

la manera de que el niño juegue y explore de una manera segura,
Entre más los niños controlen y perfeccionen sus habilidades, tendrán más sentido de autosuficiencia.

Los padres pueden facilitar la autosuficiencia proveyendo áreas seguras para que los niños puedan desarrollar sus habilidades y permitirles participar en actividades del hogar tales como cocinar, limpiar, lavandería, arreglando las camas, etc.

La meta de estas actividades es que el niño pueda desarrollar un sentido de control- no el lograr perfección en que la cama esté bien arreglada, etc. La participación debe ser divertida, de apoyo y ayuda. 


3. Participar en hacer buenas obras

La tercera cosa que los padres pueden hacer para facilitar la estima propia en sus niños es en dirigirlos y participar con ellos en hacer buenas obras. Hacer buenas obras les enseña a los niños a estar alerta acerca de la vida de otros más allá de sí mismos.

Esto permite el desarrollo de empatía y comportamiento altruista. Lo que es importante es que los niños sean motivados y puestos en la posición en que ellos puedan ayudar de la manera que sus habilidades les permitan.

El más pequeño podría llevar una taza a la mesa, el de en medio podría llevar un plato y una cuchara, mientras que el mayor puede limpiar la mesa. Proyectos especiales que son pequeños, pueden tomarse: se pueden hacer visitas, se pueden poner centavos en las cajas de donación en el mostrador de los cajeros.


4. Haga que las reglas de la vida sean claras

La última cosa que los padres pueden proveer para facilitar la autoestima en sus niños es estructura. Estructura es una palabra que de hecho, implica dos conceptos separados: rutinas y límites. Las rutinas proveen estructura sobre el tiempo y los límites proveen estructura sobre el comportamiento.

Otra manera de pensar acerca de la estructura es como las reglas de un juego. ¿Qué tan bien pueden jugar monopolio, el juego del “avión”, el juego de los “encantados” y el de las “escondidillas”, si no hubiera reglas? Las reglas incluyen quien sigue, bajo qué circunstancias y cuándo.

Las reglas también incluyen que pasa cuando alguien se sale de los límites normales del juego- pierde un turno, paga una multa, etc. El saber las reglas del juego de la vida es algunas veces mencionado como una estructura interna.  Esto también es una forma de autosuficiencia- cuando el niño sabe el cómo, qué, cuándo y dónde de la vida.

Desafortunadamente, esta información no llega automáticamente. Los niños pueden aprender las reglas incidentalmente mientras van viviendo su vida pero ésto deja mucho de qué desear. Los padres pueden ayudar a que sus niños tengan una estructura inherente comentando durante las rutinas diarias, especificando comportamientos apropiados, dando retroalimentación y dando las consecuencias por comportamientos indeseables.

Estos cuatro ingredientes, valoración, autosuficiencia, buenas obras, y estructura proveen los bloques básicos de construcción para desarrollar la autoestima. Y ¿por qué desarrollar la autoestima en los niños?  Los niños con autoestima saludable se sienten bien consigo mismos, se llevan bien con otros, se comportan de una manera apropiada y están mas alertas al mundo que los rodea.

Fuente: Artículo por: Gary Direnfeld, MSW autor de Raising Kids Without Raising Cane (Secrets of the Trade, 1992 gary123@sympatico.ca. La traducción del artículo fue provista por el Centro de Información de la Niñez Temprana (Early 

miércoles, 11 de julio de 2012

La rivalidad entre hermanos






ANTE LA LLEGADA DE UN NUEVO HERMANO

Hacer partícipe a los hijos de las tareas que conlleva la llegada de su
hermano: preparar la cuna y habitación, adquirir la ropa...
-  Valorar a los hijos tras la realización de estas tareas.
-  Resaltar la importancia de tener hermanos y de la felicidad que esto
comporta en el juego, en las labores diarias, en la alegría de la casa...
-  Advertir a  los familiares que en las visitas eviten expresiones
negativas del tipo: "ahora si que vas a tener que compartir", o
parecidas. Así mismo incitarles a que sus expresiones hagan alusión a
aspectos positivos referidos al nuevo hermano:  "te vas a divertir
mucho", "con un hermano vas a poder jugar cuando se haga un poco más
grande" etc. 
-  Debemos evitar con el mayor la coincidencia de iniciar en el colegio
cuando nace otro hermano. Es preferible adelantar o retrasar esta
entrada para que no asocie: nace mi hermano = salgo de casa.

TRAS EL NACIMIENTO DEL NUEVO HERMANO
-  Evitar frases que recriminen sus acciones:  "No lo  toques", "Aléjate
que no me fío de ti", "Que se te va a caer"..
-  Estimular con expresiones positivas todo acercamiento: "Qué bien lo
cuidas" "Eres muy responsable", "Ven que lo vas a bañar muy bien".
-  Involucrar a los hermanos en las tareas de cuidado, higiene,
alimentación etc.
-  Buscar espacios para atender de forma preferente a los hermanos en
el momento del nacimiento del nuevo bebé y en el período posterior.
Las personas adultas solemos dirigirnos rápida y casi exclusivamente al
recién nacido, relegando la atención a los demás hermanos; sin
embargo, son éstos los que pueden manifestar conductas celosas y no
el recién nacido que no es consciente del momento.
-  Valorar a nuestros hijos delante de familiares y visitas, tratando de
omitir todo comentario negativo sobre ellos.

¿EN QUÉ CONSISTEN?
-  Los celos son un estado afectivo caracterizado por el miedo a perder o
ver reducidos el cariño y la atención de alguien querido, porque la
persona amada prefiera a otra. Este sentimiento suele ir acompañado
de envidia y resentimiento hacia quien se percibe como rival. La
persona con celos se considera menos querida que antes.
-  La rivalidad entre hermanos es algo natural e inevitable, que no tiene
por qué darse del mayor hacia el menor. 
-  Se suele manifestar mediante muchas conductas: rechazo o rivalidad
hacia el hermano, romperle su material y juguetes, buscar estar con el
hermano para fastidiarle; insultarse, ridiculizarse o amenazarse,
llegando a veces a las manos, chivarse de conductas del otro. Aunque
vaya acompañado de un cariño sincero. La idea romántica de dos
hermanos que lo van a compartir todo no siempre es real. 
-  También se muestra en una vuelta a conductas más infantiles: imitar el
lenguaje del pequeño, tartamudeo, pedir papillas, dormir en la cuna, el
chupete, pedir ir a la cama de los padres, etc. También, conductas
como lloro frecuente y sin motivo aparente, preguntas alusivas a sí se
le quiere.

MEDIDAS QUE PUEDEN AYUDAR
-  Establecer normas claras y concretas en casa para todos. 
-  Habituarles a compartir las responsabilidades diarias.
-  Propiciar actividades en las que colaboren todos.
-  “Hacer familia”: juegos en común, excursiones, viajes, tertulias...Crear
un clima familiar en el que predomine el amor y la confianza,  compartir
con los hijos todos los acontecimientos haciéndoles partícipes de
proyectos comunes, ilusiones, valores de la propia familia. 
-  Tratar con afecto y atención frecuentes a los hijos para que perciban
que son queridos.
-  Estimular la expresión sincera de sentimientos y emociones. 
-  Enseñar modales concretos: pedir por favor, dar las gracias...

MEDIDAS MÁS CONCRETAS
-  Evitar la comparación y la competitividad entre los hermanos. 
-  No tener en cuenta las conductas impropias de su edad. 
-  Evitar la intromisión frecuente en sus conflictos, siempre que no haya
agresión. 
-  NO prestar atención ni “recompensar” al hermano “chivato”. 
-  Evitar que el mayor asuma siempre la responsabilidad del cuidado.
-  Cada uno merece un trato diferente, por tanto evitar tratar a todos
por el mismo rasero, explicando el por qué del trato diferencial. 
-  Fomentar la cooperación entre los hermanos: en las tareas de la casa,
recados, en situaciones de juego...
-  Respetar el espacio de juego e intimidad de cada hijo.
-  Animar los intereses individuales de cada uno.
-  Elogiar los comportamientos deseados sin comparar.
-  Observar y reflexionar sobre las conductas celosas de nuestros hijos y
reaccionar sin darles excesiva importancia.
-  Educar a los hijos en el control de sus emociones: aprender a soportar
pequeñas frustraciones, alegrarse del éxito de los demás, enseñarle a
aceptar sus incapacidades y dificultades con optimismo.

¿CÓMO ACTUAR EN SIUACIONES DE CONFLICTO?
-  Conocerlas previamente y establecer reglas para estas situaciones
(comida, coche, juegos, tele..). Qué está permitido y qué no, y cómo
debería actuar cada niño de manera concreta.
-  Ignorar disputas menores. Cuando surjan conflictos, utilizar la técnica
de “cuenta atrás”. Diréis: cuento hasta 30 para que solucionéis el
conflicto: treinta, veintinueve... Si no se soluciona utilizar el “Tiempo
Fuera”, retirada de privilegios y otras medidas.
-  En conductas inaceptables actuar de inmediato: en agresiones o
insultos degradantes, utilizar: “Tiempo fuera”, retirada de privilegios...
-  Enseñar, en momentos de tranquilidad, cómo resolver conflictos: cómo
pedir “por favor”, llegar a un acuerdo... e investigar quién es el culpable
de las disputas, para evitar tomar medidas  siempre con el mismo.
-         Puede premiarse, al principio la colaboración y buen comportamiento.  

Fuente: www.jesusjarque.com    Folletos de ayuda a padres y madres.      

domingo, 8 de julio de 2012

LOS NIÑOS Y LAS RABIETAS




¿Qué son las rabietas?

En algunas ocasiones, un niño, que no consigue algo que quiere, comienza a llorar,
gritar,  patalear  y  se  tira  al  suelo.  Eso  es  una  rabieta.  Dicho  de  otro  modo,  las rabietas o berrinches son comportamientos coléricos mediante los que el niño
manifiesta su incapacidad para hacer o conseguir algo que desea. Se consideran
una parte normal del desarrollo del niño  de 1 a 3 años y la tendencia es a la
desaparición hacia los 4 años. 

¿Por qué se producen? 

Su origen suele estar en un conflicto entre los deseos de autonomía del niño y las
limitaciones que se le imponen a una edad en la que no posee un desarrollo
suficiente del lenguaje, para poder expresar con palabras sus necesidades o
sentimientos. Hay factores que pueden facilitar su aparición como el sueño, el
hambre, la incomodidad o el estar enfermo. Muchos niños siguen teniéndolas
porque tuvieron éxito con rabietas anteriores.



¿Qué se puede hacer para evitarlas?

Intentar evitar las situaciones y circunstancias que puedan ser fuente de frustración o facilitar la aparición de rabietas, como hambre, sueño, etc.

Establecer normas razonables, claras y coherentes y no cambiarlas, para que el
niño conozca perfectamente donde están sus límites. Esto es absolutamente clave:
el que algo se pueda o no se pueda hacer, no debe depender del humor que tengan
en ese momento los padres. Las reglas deber ser siempre las mismas y también
independientemente de que quien esté en ese momento al cuidado sea el padre o
la madre.

Reforzar los comportamiento positivos. Es decir, entre otras cosas hacerle caso y
alabarle cuando su conducta es la adecuada. Es niño busca la atención de sus
padres y si la consigue sobre todo cuando hace "cosas malas", le estaremos
indicando que ese es el comportamiento  que debe repetir para conseguir que le
dediquemos más tiempo. 

Enseñarle a verbalizar (expresar con palabras) sus sentimientos y a encontrar
formas adecuadas para expresar su ira o su frustración.
Enseñar con el ejemplo, evitando gritar o discutir delante del niño. El niño pequeño
aprende directamente de los padres también cómo responder ante los conflictos. 

¿Cómo actuar ante una rabieta?

Lo más importante es mantener la calma y el control (cosa nada fácil). No regañar,
gritar ni zarandear al niño porque, además de no solucionar nada, genera más
inseguridad y constituye un mal ejemplo. Tampoco hay que intentar razonar con el
niño, porque en ese momento no nos  escuchará. Por supuesto, no debe
concedérsele lo que quería, para no reforzar su conducta, como tampoco conviene
ofrecer premios o recompensas para que abandone su rabieta. 
En las fases iniciales, un pequeña dosis de humor y, si es posible, intentar distraer
al niño desviando su atención hacia otra actividad u objeto, pueden ser de mucha
utilidad.

Si no se logra controlar la rabieta, y la situación lo permite, se puede adoptar una
actitud de indiferencia y hacer como que se ignora la conducta del niño, para lo cual
no debe manifestarse enfado, ni deben hacerse promesas o proferir amenazas.
Porque el  niño, con la rabieta, pretende llamar la atención y si hacemos todo eso,
aunque no consiga aquello que motivó el berrinche, de algún modo habrá salido
ganando y, sin querer, podemos reforzar ese comportamiento o sea le
"enseñaremos" a tener más rabietas. 

Es conveniente darle un "tiempo de enfriamiento". Si se encuentra en casa, llevarle
a su habitación y aislarle de toda actividad durante unos minutos, retirando
aquellos objetos que puedan resultar peligrosos, puede ser una medida útil (como
regla para calcular el tiempo puede sumarse un minuto por cada año de edad). En
ese período no hay que hablarle, regañarle, amenazarle, etc.
Si la "escena" ocurre en un sitio público, procure llevarle a un sitio tranquilo y si
fuera necesario contenerle físicamente  porque presente una actitud violenta,
procure sujetarle pero sin hablarle ni mirarle.

Una vez que se ha pasado el berrinche, no se le debe castigar ni gritar, sino darle
seguridad y afecto, pero sin mimarle en exceso ni darle ningún tipo de premio,
explicándole lo inadecuado de su comportamiento.

FUENTE: Web de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria Equipo de redactores de “Preguntas más frecuentes (de la A a la Z)”diciembre 2002, Autor: Miguel Ángel Fernández-Cuesta Valcarce - pediatra y revisada por el equipo de webmasters  Web de la AEPap
CITADO JULIO2012 BLOG LA PSIQUIATRA DE VIDA