miércoles, 12 de enero de 2011

Pergamino 7: Me reiré del mundo.

El ser humano es la única criatura capaz de reír. Los árboles tal vez se desangren cuando son heridos, y las bestias del campo se quejarán de dolor y de hambre, y sin embargo sólo yo tengo el don de la risa y es un don que puedo usar cuando quiero. De aquí en adelante cultivaré el hábito de la risa.
Sonreiré y mi digestión mejorará; me reiré y mis cargas serán aliviadas; me reiré y mi vida será alargada, porque éste es el gran secreto de la larga vida y es ahora mío.
Me reiré del mundo.
Y especialmente, me reiré de mí mismo, pues los humanos damos risa cuando nos tomamos demasiado enserio. Mi preocupación por este día no parecerá nada dentro de diez años. ¿Por qué permitiré, que los acontecimientos insignificantes del hoy me perturben? ¿Qué puede acontecer antes de que se ponga este sol que no parecerá insignificante en el río de los siglos?
Me reiré del mundo.
Tres palabras aprenderé a repetir hasta que se conviertan en un hábito tan fuerte que inmediatamente aparecerán en mi mente siempre que el buen humor amenace apartarse de mí. Estas palabras, transmitidas por los antiguos, me harán triunfar en la adversidad y mantendrán mi vida en equilibrio. Estas tres palabras son: también esto pasará.
Cuando me sienta profundamente acongojado me consolaré pensando que esto pasará también; cuando me sienta orgulloso del éxito me advertiré que esto pasará también. Cuando me sienta oprimido por la pobreza me diré que esto pasará también; cuando esté agobiado de riquezas recordaré que esto pasará también. Ciertamente, ¿dónde está aquel que edificó la pirámide? ¿No está sepultado dentro de sus piedras? ¿Y la pirámide algún día no quedará sepultada bajo la arena? ¿Si todas estas cosas pasarán, por qué debo preocuparme del hoy?
Me reiré del mundo.
Pintaré este día con risas; pondré marco a esta noche con una canción. Nunca trabajaré para ser feliz; más bien trabajaré con ahínco para no estar triste. Disfrutaré hoy de la felicidad de hoy. No es grano para ser almacenado en una caja. No es vino a guardarse en una vasija. No puede conservarse para mañana. Debe sembrarse y cosecharse el mismo día y esto haré de hoy en adelante.
Me reiré del mundo.
Y con mi risa todas las cosas quedarán reducidas a su justa medida. Me reiré de mis fracasos y se desvanecerán en nubes de nuevos sueños; me reiré de mis éxitos y quedarán reducidos a su verdadero valor. Me reiré del mal, que sucumbirá sin ser probado. Me reiré de la bondad, y ésta prosperará y abundará. El día será triunfante sólo cuando mis sonrisas provoquen sonrisas en otros, porque aquellos a quienes les haga mal gesto no comprarán mis mercancías.
Me reiré del mundo.
De aquí en adelante derramaré solo lágrimas de sudor, porque las lágrimas que nacen de la tristeza, del remordimiento, de la frustración no tienen valor en el mercado, mientras que cada sonrisa puede ser canjeada por oro y cada palabra bondadosa, hablada desde el corazón, puede edificar un castillo.
Nunca permitiré que me vuelva tan importante, tan sabio, tan grave y reservado, tan poderoso, que me olvide de reírme de mí mismo y de mi mundo. En este asunto seguiré siempre siendo un niño, porque solo como un niño se me ha otorgado la habilidad de admirar a los demás; y mientras admire a otro nunca me formaré una opinión excesiva de mí mismo.
Me reiré del mundo.
Y mientras pueda reírme no seré jamás pobre. Este es entonces uno de los mayores dones de la naturaleza, y no lo malgastaré más. Solo con la risa y la felicidad puedo convertirme en un verdadero hombre exitoso. Sólo con la risa y la felicidad puedo disfrutar de los frutos de mi trabajo. Si no fuera así, sería mejor que fracasara, porque la felicidad es el vino que afina el gusto de la comida. Para disfrutar del éxito debo tener felicidad, y la risa será la doncella que me sirve.
Seré feliz; tendré éxito; seré el más grande vendedor que el mundo ha conocido.

Pergamino 6: Hoy seré dueño de mis emociones.

La marea sube; la marea baja. Pasa el invierno y llega el verano. Termina el verano y aumenta el frío. El sol sale; el sol se pone. Llegan los pájaros; y luego parten. Florecen las flores; las flores se marchitan. Se siembra la semilla; se recoge la cosecha. La naturaleza toda es un ciclo de estados de ánimo y yo soy parte de la naturaleza, y así como la marea, subirán y bajarán mis estados de ánimo.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Cada día amanezco con estados de ánimo que han cambiado desde ayer. El gozo de ayer se convertirá en la tristeza de hoy; sin embargo la tristeza de hoy pasará a ser el gozo del mañana. Dentro de mí hay una rueda, que cambia constantemente de la tristeza al gozo, de los transportes de alegría a la depresión, de la felicidad a la melancolía. A igual que las flores, los capullos de gozo de hoy se marchitarán, y sin embargo recordaré que las flores secas de hoy llevan la semilla del mañana; así también la tristeza de hoy contiene la semilla del gozo del mañana.
Hoy seré dueño de mis emociones.
A menos que mi estado de ánimo sea el correcto, mi vida será un fracaso. Si yo les ofrezco a mis clientes lluvia, tinieblas y pesimismo, reaccionarán con tristeza, tinieblas y pesimismo y no me comprarán nada. Si les ofrezco gozo, entusiasmo, claridad y alegría, reaccionarán con gozo y entusiasmo, claridad y alegría, y mi tiempo me producirá una cosecha de ventas y un granero de oro.
Hoy seré dueño de mis emociones.
¿Y cómo dominaré a mis emociones para que todos los días sean días felices y productivos? Aprenderé este secreto de los siglos: Débil es aquel que permite que sus sentimientos controlen sus acciones; fuerte es quien obliga a sus acciones a controlar sus sentimientos.
Todos los días cuando despierto seguiré este plan de batalla antes de ser capturado por las fuerzas de la tristeza, de la autocompasión y del fracaso:
Si me siento deprimido cantaré.
Si me siento triste reiré.
Si me siento enfermo redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo me lanzaré adelante.
Si me siento inferior vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro levantaré la voz.
Si siento pobreza pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante recordaré mis metas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Habrá días cuando tenga que luchar constantemente contra fuerzas que me desgarrarían. Pues además del desánimo y la tristeza, tengo que luchar contra los excesos:
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.
Hoy seré dueño de mis emociones.
No juzgaré más a un hombre por una sola visita; no dejaré jamás de visitar de nuevo mañana a aquel que hoy me demuestra odio. Hoy no comprará carrozas de oro por un centavo, y sin embargo mañana canjeará su casa por un árbol. El conocimiento que tengo de este secreto será la llave que me abre las puertas de la riqueza.
Hoy seré dueño de mis emociones.
Desde este momento estoy preparado para dominar cualquier tipo de personalidad que se despierta en mí todos los días. Dominaré mis estados de ánimo mediante una acción positiva, y cuando haya dominado mis estados de ánimo, controlaré mi destino.
Hoy controlo mi destino, y mi destino es el de convertirme en el vendedor más grande del mundo.
Seré dueño de mí mismo.
Seré grande.

martes, 11 de enero de 2011

Pergamino 5: Viviré este día como si fuera el último día de mi vida.

¿Y qué haré con este precioso día que me queda? Primero, sellaré el contenido de la vida de manera que ni una gota se derrame sobre la arena. No perderé ni un segundo en lamentarme por las desgracias del ayer, las derrotas del ayer, los sufrimientos del ayer, pues… ¿Por qué debo desperdiciar lo que es bueno en lo malo? ¿Puede la arena deslizarse hacia arriba en el reloj? ¿Saldrá el sol donde se pone y se pondrá donde sale? ¿Puedo volverme más joven que ayer? No, el ayer ha quedado sepultado para siempre y no pensaré más en él.
Viviré hoy como si fuera el último día de mi existencia.
No pensaré tampoco en el mañana. ¿Por qué arrojaré el ahora detrás del quizá? ¿Puede la arena del mañana correr por el reloj antes que la de hoy? ¿Nacerá el sol dos veces esta mañana? ¿Puedo poner el oro del mañana en la bolsa del hoy? ¿Puede el niño del mañana nacer hoy? ¿Debo preocuparme de acontecimientos que quizá nunca contemple? ¿Debo atormentarme con problemas que tal vez nunca ocurran? ¡No! El mañana yace sepultado con el ayer, y no pensaré más en él.
Viviré hoy como si fuera el último día de mi existencia.
Este día es todo lo que tengo, y estas horas son ahora mi eternidad. Saludo este amanecer jubilosamente, como el condenado a muerte a quien se le ha perdonado la vida. Soy en realidad un hombre afortunado, y las horas de hoy constituyen algo extra, inmerecido. ¿Por qué se me ha permitido vivir este día extra, cuando otros, mucho mejores que yo, han muerto? ¿Será acaso que han cumplido su propósito mientras que el mío está aún inconcluso? ¿Es ésta otra oportunidad de convertirme en el hombre que yo sé que puedo ser? ¿Existe un propósito en la naturaleza? ¿Es éste mi día para distinguirme?
Viviré este día como si fuera el último de mi existencia.
Tengo tan sólo una vida, y la vida nada es sino una medida del tiempo. Si malgasto el hoy destruyo la última página de mi vida. Por lo tanto, trataré con ternura y afecto cada hora, porque no retornará jamás.
Tampoco puede conservarse el hoy para ser usado mañana. Así que, tomaré con ambas manos cada minuto de este día y lo acariciaré con afecto puesto que su valor es incalculable. ¿Si quien tiene todo el dinero del mundo y está agonizando, no puede comprar un minuto más de vida? ¿Cuánto valen entonces las horas que tengo por delante?
Viviré este día como si fuera el último de mi existencia.
Evitaré todo aquello que mata el tiempo. A la indecisión la destruiré con la acción; sepultaré las dudas bajo la fe; al temor lo destruiré con la confianza. No escucharé a los labios ociosos; no me quedaré donde hay manos ociosas; a personas ociosas no visitaré.
Los deberes de hoy cumpliré hoy. Hoy acariciaré a mis hijos mientras son niños aún; mañana se habrán ido, y yo también. Hoy abrazaré a mi mujer y la besaré dulcemente; mañana ya no estará ni yo tampoco; hoy le prestaré ayuda al amigo necesitado; mañana ya no clamará pidiendo ayuda, ni tampoco yo podré oír su clamor. Hoy me sacrificaré y me consagraré al trabajo; mañana no tendré nada que dar, y no habrá nada que recibir.
Viviré este día como si fuera el último de mi existencia.
Este día haré el mejor de mi vida. Este día aprovecharé los minutos hasta su máximo; haré de él mi monumento más grande. Lo saborearé y daré gracias. Trabajaré con más empeño que nunca y exigiré a mis músculos hasta que pidan el alivio, y aún así continuaré. Haré más visitas que nunca. Venderé más mercancías que nunca. Ganaré más oro que nunca. Cada minuto de hoy será más fructífero y fecundo que las horas de ayer. Mi último día deberá ser mi mejor día.
Viviré este día como si fuera el último de mi existencia. Y si no lo es, caeré de rodillas y daré gracias.

Pergamino 4: Soy el milagro más grande de la naturaleza


Desde el comienzo del mundo, nunca ha existido otro con mi mente, mi corazón, mis ojos, mis oídos, mis manos, mi cabello, mi boca. Nadie ha podido, ni puede ni podrá caminar, andar, moverse y pensar exactamente como yo. Todos los hombres son hermanos míos y sin embargo soy diferente de cada uno de ellos.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Dentro de mí  arde una llama que ha pasado a través de incontables generaciones, y su calor constituye una motivación constante que me obliga a ser mejor, y lo seré. Avivaré esta llama de insatisfacción y proclamaré mi singularidad ante el mundo.
No perderé el tiempo imitando a otros. En cambio exhibiré mi singularidad en el mercado. La proclamaré, sí la venderé. Comenzaré ahora a acentuar mis diferencias; a ocultar mis similitudes. Así también aplicaré este principio a las mercancías que vendo. Un vendedor y su mercancía, diferente de todos los demás, y orgulloso de la diferencia.
Soy un ser único de la naturaleza.
Soy excepcional, y todo lo excepcional tiene un gran valor, por lo tanto soy valioso. Soy el resultado de miles de años de progreso; por ello estoy mejor equipado, tanto mental como físicamente, que todos los reyes y sabios del pasado.
Además, tengo un potencial ilimitado. Empleo solo una pequeña porción de mi cerebro; ejercito solo una mínima parte de mis músculos. Puedo mejorar en un ciento por ciento más mis éxitos de ayer, y esto haré, a comenzar desde hoy.
Nunca jamás quedaré satisfecho con los éxitos del ayer. Puedo realizar mucho más de lo que he realizado y lo haré, porque ¿Por qué razón el milagro que me produjo debe terminar con mi nacimiento? ¿Por qué no puedo extender ese milagro a mis hechos de hoy?
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
No estoy de casualidad en esta tierra. Estoy aquí con un propósito, y ese propósito es crecer hasta convertirme en montaña, y no encogerme hasta parecer un grano de arena. De aquí en adelante concentraré  todos mis esfuerzos a transformarme en la montaña más elevada de todas, y exigiré a mi potencial hasta que me pida tregua.
Acrecentaré  mis conocimientos de la humanidad, de mí mismo, y de las mercancías que venda, de manera que mis ventas se multiplicarán. Practicaré, mejoraré y puliré las palabras que pronuncio para vender mis mercancías, porque éste es el cimiento sobre el cual edificaré  mi carrera y nunca me olvidaré que muchos han alcanzado grandes riquezas y éxito mediante un solo discurso de ventas pronunciado con excelencia. Asimismo mejoraré mis modales y atractivos, puesto que son el imán hacia el cual todos son atraídos.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Concentraré  todas mis energías a hacer frente al desafío del momento, y mis actos contribuirán a que me olvide de todo lo demás. Los problemas de mi casa los dejaré en casa. No pensaré en mi familia cuando estoy en el mercado, porque esto ensombrecerá mis pensamientos. De igual manera no pensaré en mi profesión cuando estoy en mi casa, puesto que esto apagará mi amor. No hay lugar en el mercado para mi familia, ni hay lugar tampoco en mi casa para el mercado. Divorciaré  al uno del otro y de esta manera permaneceré unido a ambos. Deben permanecer separados o morirá mi carrera. Esta es la paradoja de los siglos.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.
Y la naturaleza no conoce derrota. Con el tiempo, emerge victoriosa, y así lo haré yo, y con cada victoria la próxima lucha no será tan difícil. Venceré, y me convertiré en un gran vendedor, puesto que soy único, singular.
Soy el milagro más grande de la naturaleza.

Pergamino 3: Persistiré hasta alcanzar el éxito

En este mundo no nací en derrota, ni el fracaso corre por mis venas. No soy una oveja que espera ser azuzada por el pastor. Soy un león y me niego a hablar, a caminar o a dormir con las ovejas. No escucharé a quienes se lamentan y lloran, porque la enfermedad es contagiosa. Que ellos se unan a las ovejas. El matadero del fracaso no es mi destino.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Los premios de la vida se encuentran al fin de cada jornada, y no cerca del comienzo, y no me corresponde a mí saber cuántos pasos son necesarios a fin de alcanzar mi meta. Puede aún sobrecogerme el fracaso al dar mi milésimo paso, y sin embargo, el éxito me esperará a la vuelta de la esquina. Jamás sabré cuan cerca estoy del éxito a menos que doble la curva. Siempre daré un paso más. Si ése no es suficiente daré otro y aún otro. En realidad, un paso por vez no es muy difícil.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
De aquí  en adelante consideraré el esfuerzo de cada día como un golpe de la hoja del hacha contra un poderoso roble. El primer golpe quizá  ni cause temblor en el árbol, ni el segundo ni el tercero. Cada golpe en sí mismo quizá sea insignificante y al parecer sin consecuencia. Y sin embargo como resultado de golpes incesantes, el roble finalmente se tumbará. Y así será con mis esfuerzos de hoy.
Se me comparará  con las gotas de lluvia que finalmente se llevan la montaña; la hormiga que devora al tigre; la estrella que ilumina la tierra; el esclavo que construye una pirámide. Edificaré mi castillo usando un ladrillo por vez porque yo sé que los pequeños intentos, repetidos, completarán cualquier empresa.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Jamás aceptaré  la derrota y borraré de mi vocabulario palabras o frases como abandono, no puedo, imposible, improbable, fracaso, renuncia y retirada; porque son palabras de necios. Huiré de la desesperación, pero si esta enfermedad de la mente me atacara, seguiría trabajando en medio de la desesperación. Trabajaré y aguantaré. Pasaré por alto los obstáculos que me hagan tropezar, y mantendré los ojos fijos en las metas por encima de mi cabeza, porque sé que donde termina el desierto, crece la verde vegetación.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Persistiré  con la convicción de que cada vez que fracase en una venta, aumentarán las posibilidades de éxito en el siguiente intento. Toda vez que escuche un no, me aproximará al sonido de un sí. Toda vez que me encuentre con una mirada de desaprobación recordaré que sólo me prepara para la sonrisa que hallaré después. Cada desventura que me sobrevenga contendrá en sí la semilla de la buena suerte del mañana. Debo contemplar la noche para apreciar el día. Debo fracasar con frecuencia para tener éxito.
Persistiré, persistiré y persistiré de nuevo. Cada obstáculo que se me presente, lo consideraré como un mero rodeo en el camino que me lleva a la meta, y un desafío a mi profesión. Persistiré  y desarrollaré mis habilidades como el marino desarrolla las suyas, aprendiendo a dominar la furia de cada tormenta.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
Cuando haya terminado el día, sin tener en cuenta si ha sido un éxito o fracaso, procuraré realizar una venta más. Cuando mis pensamientos inviten a mi cansado cuerpo a retornar a la casa, resistiré la tentación de hacerlo. Trataré de realizar una venta más. Haré un intento más para cerrar el día con una victoria, y si ese intento fracasa haré otro. No permitiré jamás que ningún día termine en fracaso. De esta manera plantaré la semilla del éxito del mañana y lograré una ventaja insuperable sobre aquellos que interrumpen su trabajo a una hora fija. Cuando otros ponen fin a la lucha, la mía habrá comenzado, y mi cosecha será amplia.
Persistiré  hasta alcanzar el éxito.
No permitiré tampoco que los éxitos del ayer me hagan caer en la complacencia de este día, puesto que ésta es el gran fundamento del fracaso. Me olvidaré de los acontecimientos del ayer, sean buenos o malos, y saludaré el nuevo día con la confianza de que éste será el mejor día de mi vida.
Persistiré  y alcanzaré la victoria.

martes, 4 de enero de 2011

Pergamino 2: Saludaré este día con amor en mi corazón

Saludaré  este día con amor en mi corazón.
Porque éste es el secreto más grande del éxito en todas las empresas. La fuerza muscular podrá  partir un escudo y aún destruir la vida, pero sólo el poder del amor puede abrir el corazón del hombre, y hasta que no domine este arte no seré más que un mercachifle en el mercado. Haré del amor mi arma más poderosa y nadie a quien enfrente podrá defenderse de su fuerza.
Podrán contradecir mi razonamiento; podrán desconfiar de mis discursos; podrán desaprobar mi manera de vestir; podrán rechazar mi rostro; y hasta podrán sospechar de mis ofertas especiales; y sin embargo mi amor les derretirá el corazón, al igual que el sol cuyos rayos entibian la más fría arcilla.
Saludaré  este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo lo haré?
De aquí en adelante contemplaré todas las cosas con amor y naceré de nuevo. Amaré al sol porque me calienta los huesos; pero también amaré la lluvia porque purifica mi espíritu. Amaré la luz porque me señala el camino; pero también amaré la oscuridad porque me enseña las estrellas. Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma. Reconoceré la recompensa porque constituye mi pago; pero también aceptaré a los obstáculos porque son para mí un desafío.
Saludaré  este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo hablaré?
Elogiaré a mis enemigos y se convertirán en mis amigos. Animaré a mis amigos y se volverán mis hermanos. Buscaré siempre razones para elogiar y nunca excusas para el chisme. Cuando sienta la tentación de criticar, me morderé la lengua; cuando me sienta inspirado a elogiar, lo proclamaré a los cuatro vientos.
Saludaré  este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo deberé actuar?
Amaré a todas las clases de hombres porque cada uno tiene cualidades dignas de ser admiradas aunque quizá estén ocultas. Derribaré la muralla de sospecha y de odio que han construido alrededor de sus corazones, y en su lugar edificaré puentes para llegar por ellos a sus almas.
Amaré al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado porque pueden enseñarme. Amaré a los reyes porque son solo humanos; amaré a los humildes porque son divinos. Amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran; amaré a los ancianos por la sabiduría que comparten.
Saludaré  este día con amor en mi corazón.
¿Pero cómo reaccionaré ante la conducta de los demás?
Con amor. Porque así como el amor es el arma con la que me propongo abrir el corazón del hombre, el amor es también mi escudo para resistir los dardos de odio y las lanzas de ira.
Me protegerá en el mercado, me sostendrá cuando estoy solo. Me estimulará en momentos de desánimo, pero también me calmará en épocas de gozoso transporte. Con el uso se fortalecerá y me protegerá cada vez más, hasta que un día lo pondré a un lado y caminaré sin estorbos entre todos los hombres.
Saludaré  este día con amor en mi corazón.
¿Y cómo me enfrentaré con las personas que encuentre en mi camino?
Me diré a mí mismo que las amo. Aunque dichas en silencio, estas palabras se reflejarán en mis ojos, serenarán mi frente, harán que una sonrisa se asome a mis labios, y el corazón de estas personas se abrirá ante mí.
Saludaré  este día con amor en mi corazón. Y principalmente me amaré a mí mismo. Porque así, vigilaré celosamente todo lo que entra en mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón. No permitiré nunca que mi corazón se empequeñezca o se amargue; sino más bien lo compartiré y crecerá y alegrará la tierra.
De aquí en adelante amaré  a toda la humanidad. Desde este momento todo el odio ha sido extraído de mis venas porque no tengo tiempo para odiar, sólo tengo tiempo para amar. Desde este momento doy el primer paso requerido para convertirme en un hombre entre los hombres. Con amor aumentaré mis ventas en un ciento por ciento y me convertiré en un gran vendedor. Aunque no posea otras cualidades, puedo alcanzar el éxito sólo con amor.
Saludaré  este día con amor, y tendré  éxito.

lunes, 3 de enero de 2011

Biografia de Og Mandino


Agustine Og Mandino (12 de diciembre de 1923 - 3 de septiembre de 1996) fue un escritor estadounidense y autor del best seller El vendedor más grande del mundo. Se han vendido alrededor de cincuenta millones de copias de sus libros, que han sido traducidos a varios idiomas. Ensayista y psicólogo es considerado como uno de los mayores especialistas mundiales en la escritura de libros de autoayuda.
Su principal mensaje es “hazlo ahora” y recomendaba, con matices cristianos, las acciones repetitivas para formar buenos hábitos. Sus trabajos están fuertemente influenciados por el estilo de Napoleón Hill, W. Clement Stone y Emmett Fox
Augustine Mandino, mejor conocido como Og Mandino, nació en Italia en el año 1923 a la temprana edad de 3 años emigró junto a su familia a Estados Unidos, de niño fue editor del periódico de su escuela, tenía vocación por el periodismo pero no pudo completar su deseo debido que su madre falleció cuando él era un adolescente de 16 años, por lo que tuvo que empezar a trabajar para sostener a sus dos hermanos menores.
Cuando cumplió 18 años se enlistó en el ejército norteamericano donde se convirtió en oficial y piloto de un bombardero, participó en varias misiones y sobrevoló parte de la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras el final de la guerra regresó a su Estados Unidos pero se encontró con enormes dificultades para encontrar empleo, por lo que probó suerte como vendedor de seguros pero fracasó, Debido a varios deslices se vuelve alcohólico y termina perdiendo a su familia y trabajo.
Pensó varias veces suicidarse pero su vida cambió cuando entro a una biblioteca con el pretexto de leer cuando sólo quería recibir abrigo dado que en el exterior había mucho frio, estando dentro llamó su atención un libro de superación personal: "Éxito a través de la Actitud Mental Positiva" y comenzó a leerlo, desde aquel día empezó a instruirse con varios libros de autoayuda los que lo ayudaron a salir de la depresión y alcoholismo.
Con el paso del tiempo se convirtió en un exitoso escritor quien logró llegar al pasillo de la fama de la Asociación de Oradores Nacionales(National Speakers Association), se retiró a la edad de 52 años con su segunda esposa con la que pasó los últimos años de su vida. 

Obras

  • El ángel número doce
  • El milagro más grande del cielo
  • El secreto más grande del mundo
  • El regalo de la mala familia
  • El don de la estrella es una lokura
  • La elección de casarse mal
  • Una mejor manera de vivir
  • Operación Jesucristo
  • El don del orador
  • Secretos del éxito y la felicidad
  • Regreso del trapero
  • Misión: éxito
  • El memorándum de Dios
  • El vendedor más grande del mundo parte Ii: el final de la historia
  • El misterio más grande del mundo
  • Los diez antiguos pergaminos para el éxito: de El vendedor más grande del mundo
  • El éxito más grande del mundo
  • La universidad del éxito de Og Mandino
  • El vendedor más grande del mundo y el secreto más grande del mundo

Pergamino 1: Hoy comienzo una nueva vida

“Hoy comienzo una nueva vida. Hoy nazco de nuevo, y mi lugar de nacimiento es una viña donde hay fruto para todos.
El fracaso, como el dolor, es ajeno a mi vida. Si en el pasado lo acepté como acepté el dolor, ahora lo rechazo y estoy preparado para abrazar la sabiduría y los principios que me sacarán de las sombras para internarme en la luz resplandeciente de la riqueza, la posición y la felicidad.
Para crear el olivo, el rey de todos los árboles, se requieren 100 años. Una planta de cebolla es vieja después de 9 semanas. Si he vivido como una planta de cebolla, ahora quisiera ser el más grande de los árboles de olivo, y en realidad el más grande de los vendedores.
¿Y cómo lo lograré?
Comenzaré mi viaje sin el estorbo de los conocimientos innecesarios, pues una acción o medida que tuvo éxito hoy será irresoluble e impráctica mañana.
Sólo los principios perduran y éstos poseo, porque las leyes que me conducirán a la grandeza se encuentran en las palabras de estos pergaminos. Me enseñarán más a evitar el fracaso que a alcanzar el éxito, porque ¿Qué es el éxito sino un estado mental, que dos personas entre mil sabios definirán con las mismas palabras?
Sin embargo el fracaso se describe siempre de la misma forma. El fracaso es la incapacidad del hombre de alcanzar sus metas en la vida, cualesquiera que sean.
En realidad, la única diferencia entre aquellos que han fracasado y aquellos que han tenido éxito reside en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Los malos hábitos son la puerta abierta al fracaso, deben ser destruidos y nuevos surcos preparados para la buena semilla. De manera entonces que la primera ley que obedeceré, y que precede a todas las otras es la siguiente: Me formaré buenos hábitos, y seré el esclavo de esos hábitos.
¿Y cómo realizaré esta difícil tarea?
Lo haré por medio de estos pergaminos, porque cada uno contiene un principio que desalojará de mi vida un hábito malo y lo reemplazará con uno que me acerque al éxito.
Leeré cada pergamino durante 30 días antes de proceder a la lectura del pergamino siguiente. Primero, leeré las palabras en silencio cuando me levanto por la mañana. Luego leeré las palabras en silencio después de haber participado de la comida del mediodía. Finalmente leeré las palabras de nuevo antes de acostarme al finalizar el día, y aún más importante, en esta oportunidad leeré las palabras en alta voz. Al día siguiente repetiré este procedimiento, y continuaré de esta manera durante 30 días. Luego empezaré el siguiente pergamino y repetiré este procedimiento durante otros treinta días y así sucesivamente, hasta que haya vivido con cada uno de los pergaminos y mi lectura se haya convertido en hábito.
¿Y qué realizaré mediante este hábito?
A medida que las palabras de estos pergaminos son absorbidas por mi misteriosa mente, comenzaré a despertar, todas las mañanas, con una vitalidad que no he conocido nunca. Mi vigor aumentará, mi entusiasmo se acrecentará, mi deseo de enfrentarme con el mundo dominará a todos los temores que antes me asaltaban al amanecer, y seré más feliz de lo que jamás había pensado que fuese posible en este mundo de luchas y de dolor.
Finalmente, descubriré  que reacciono ante todas las situaciones que me confrontan como los pergaminos me ordenaron que reaccionara, y pronto estas acciones y reacciones serán fáciles de realizar, porque todo acto se hace fácil con la práctica.
Hoy comienzo una nueva vida y nada retardará su crecimiento. Caminaré erguido entre los hombres y no me reconocerán, porque HOY SOY UN NUEVO HOMBRE, CON UNA NUEVA VIDA
Conclusión
Aunque sea yo el que les pase éste contenido, quiero que sepan que también soy nuevo en esto, hace poco leí el libro tan sólo una vez y decidí hacer esto parte mía y de ustedes. El libro es muy bueno y además he escuchado buenos testimonios de la gente que lo ha llevado a la práctica, así que proponte conmigo seguir el contenido de éste pergamino durante un mes y continuar con los otros que estaré subiendo próximamente, para que al final saboreemos del fruto, disfrutemos de la vida y gocemos del beneficio que propone éste libro.
“Haz algo ahora, porque ahora es todo lo que tienes” Og Mandino